«No existe una, sino muchas poesías del Holocausto»

Diego Farto
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Nacido en Tarancón (Cuenca), Morales del Coso presenta el jueves, en el Convento de la Merced y de la mano del también poeta Fernando José Carretero, presentará la antología In nomine Auschwitz, que recoge poemas del Holocausto.

«No existe una, sino muchas poesías del Holocausto»

Nacido en Tarancón (Cuenca), Morales del Coso tiene una larga trayectoria como poeta y editor que ha confluido en la editorial de poesía Toro de Barro. El próximo jueves, en el Convento de la Merced y de la mano del también poeta Fernando José Carretero, presentará la antología In nomine Auschwitz, que recoge poemas del Holocausto.

¿Cuándo descubrió la poesía del Holocausto?

La conocí a través de Carlos de la Rica, que era el editor de Toro de Barro, y que me había editado ya un par de libros. Cuando se estaba muriendo me preguntó: «¿Qué harías si te dejara la editorial en tus manos?» Y le dije: «Primero, acabar las cosas que habías querido hacer». Y entre ellas estaba la posibilidad de rehabilitar a las víctimas del Holocausto. Y así fue como conocí esto y me embarqué en un proyecto con la conciencia de que iba a ser más fácil de lo que al final fue. Porque cuando empecé a trabajar me di cuenta de que no había ninguna antología de la poesía a la que había dado lugar el Holocausto. 

¿Hay algún rasgo compartido entre estos poetas?

En la antología defiendo que no existe una poesía, digamos, única, o de rasgos definidos. Lo único que tienen en común es la referencia de la shoah, las visiones de lo que supone la muerte arbitraria de las personas. Es lo único, porque luego cada uno escribe con su estilo, a su modo. Y eso me llamó poderosamente la atención. No existe una poesía del Holocausto, existen muchas, muchas poesías del Holocausto.

¿Cuál fue el criterio para ir formando el libro? ¿Qué características tenían que reunir?

En primer lugar, que estuvieran ligadas al genocidio judío. Lo que pasa es que también quise prestar atención a la obra escrita por gente que no era judía, sino que había sufrido el genocidio porque eran comunistas, o porque eran gays, o porque eran gitanos. Introduje poetas gitanos, introduje poetas católicos y que, de algún modo, lucharon contra ese gigantesco animal oscuro del totalitarismo que todos llevamos dentro. Y esos criterios no anularon la importancia de los primeros criterios empleados, sino que dieron sentido a lo que estábamos viendo un día tras otro.

¿Qué poetas pueden ser más representativos de esta obra? 

Son 80 años de escritura y es un impacto que atraviesa toda Europa y todo el mundo. Entonces, hablar de poetas más representativos es un poco complicado. Pero hay una cosa muy clara y es que entre todos los poetas que escribieron se ajustaron, de alguna manera, a las circunstancias que vivieron en los campos de concentración. Los poetas que murieron escribían muy sencillo, se centraban en las experiencias de sobrevivir y de morir. Entre ellos, creo que cabe otorgarle la trascendencia más especial a Miklós Radnóti, un poeta húngaro. Luego están los poetas que sobrevivieron al Holocausto. Estos ya tuvieron una problemática distinta porque estuvieron acosados en vida por la culpa de haber sobrevivido a la catástrofe, mientras sus amigos y sus familiares no hicieron otra cosa que morir. Su poesía es mucho más compleja, mucho más enloquecedora. Entre ellos, creo que hay uno que se lleva la palma que es Paul Celan. Luego analicé también la poesía de gente que no había vivido en carne propia el Holocausto, pero que había oído hablar de él y se había sentido escandalizada. Ahí hay poetas de una altura inconmensurable. Juan Carlos Maestre, por ejemplo, sería uno de ellos.

¿Cómo está reaccionando el público ante esta obra? 

La ha recibido con sorpresa porque todo el mundo conocía la cita de Adorno que decía que tras el Holocausto la poesía había dejado de existir y lo cierto es que se han encontrado con una nómina de poetas cuya cantidad y calidad sobrepasa lo esperado. La reciben con mucho respeto. Son conscientes del carácter destructivo del trabajo que nos ha llevado a concluir la antología y que tenía que ver con el hecho de estar siempre sondeando la muerte y la locura. Eso afecta. Son 25 años de trabajo, estoy emocionalmente muy tocado y deseando cumplir la promesa y descansar.