Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


La más longeva del mundo

24/01/2023

La mujer más longeva del mundo, Mar Branyas es española. A sus 115 años encabeza esta feliz estancia en la tierra tras el fallecimiento de la monja francesa Lucile Randon. Nació en 1907 en San Francisco, cuenta con 13 bisnietos, y superó el coronavirus a sus 113 años, circunstancia desfavorable que también le llevó a estar otra vez en los papeles. Sobre la salud que tiene ahora es realista:«Me encuentro bien, con las molestias que todo el mundo tiene a ciertas edades». 
Desde la residencia para la tercera edad Santa María del Tura, en la ciudad gerundense de Olot, donde por desgracia ya no atiende a ningún medio, confesaba que no existe un secreto para esta dilatada vida que mantiene. Hacía de interlocutora su hija Rosa que, a sus 76 años, confesaba que nunca había visto a su madre fumar, ni darse a otros vicios mundanos capaces de acortar la vida. Lo que hemos leído estos días en la prensa es lo relatado que se complementa con su vida íntima. Se casó con 23 años con un médico de Gerona y tuvieron tres hijos. En la posguerra, a pesar de la miseria de la época, María y su familia no tuvieron problemas por su estatus. Además de ser ama de casa, rompió algunos tabúes de su tiempo:cosechó una vida social muy activa y viajó alrededor del mundo. Ingresó en la residencia a los 90 años y tuvo una vejez activa hasta los 105. Saltó a la fama hace dos años por superar el COVID-19 de manera asintomática a los 113, como queda dicho. «Creo que Dios se ha olvidado de mí», bromeaba con su hija. El periodista Jordi Martínez también refiere en el reportaje que parte de sus comentarios los recogió de una entrevista concedida a TV3 en 2020.
Esa entrevista me ha recordado el artículo que publiqué por estas fechas de 1996. Un Buenos días referido a don Gregorio Mateos -Aparicio, natural de La Solana y conocido popularmente por el Hermano Mitra, que cumplía felizmente 102 años. La estampa entrañable del centenario recogida en su propio hogar, junto a buena parte de la familia, ha borrado de un plumazo tanto despropósito sembrado y cultivado a la sombra de la modernidad. No hay que ser un lince para darse cuenta de que estamos en un mundo que todo lo perdona, menos la vejez. El viejo es un tipo autoritario añorante, y nostálgico, un cliché que está extendiéndose en nuestra sociedad. Antes eran unos seres respetables y respetados, cuya experiencia eran valoradas y solicitadas a la hora de tomar cualquier decisión. Afortunadamente, todavía nuestra sociedad puede ofrecer esa bella estampa de los hijos mayores cuidando a su padre centenario. Todavía hay familias que se preocupan afortunadamente de los padres y ancianos con veneración y exquisito cuidado, mimándoles en el seno familiar como a un auténtico y real patriarca. En estos veintitantos años de mi artículo, los geriátricos se han multiplicado y se han construido estupendas residencias para mayores, pero todavía se recurre al dicho de que 'como en casa de uno, en ninguna parte'. Y en esas estamos.