Catedrático de la Facultad de Químicas, comparte con Alfonso González Calero la coordinación del libro Ciencia y Técnica en Castilla-La Mancha, Diccionario biográfico (nombres y hechos), publicado por Almud Ediciones. Una obra pionera que reivindica la importancia de la cultura científica y su peso en la región.
¿Cómo surgió este libro?
Este es un trabajo pensado inicialmente por Alfonso González Calero. Yo me sumo cuando ve la necesidad de incorporar en este diccionario no solo la historia de la gente que contribuyó al desarrollo de la técnica o la ciencia en la región, sino incluir los centros de investigación asociados a la Universidad de Castilla-La Mancha o dependientes de la Junta de Comunidades. La obra está dedicada al profesor de la UCLM Isidro Sánchez.
¿Qué peso ha tenido la ciencia y la tecnología en la historia de estas tierras?
La recuperación de la democracia y la formación de la Comunidad Autónoma permite desde el Gobierno regional establecer por primera vez una estrategia que pasa por la creación de la Universidad de Castilla-La Mancha y después por el desarrollo de algunos planes de investigación. Eso es lo que permite un punto de estructuración, porque hasta ese momento eran esfuerzos individuales, muy importantes, muy valiosos, pero individuales. En la provincia hay que recordar a Mónico Sánchez, que tuvo una repercusión extraordinaria; en Calzada a Gregorio Imedio, que creó un pegamento muy conocido, que se producía allí. Ahora estamos en un momento en el que hay una infraestructura bastante sólida, que debe permitir un salto adelante muy pronto.
¿Es posible que esta obra sea objeto de ampliación?
Nos hemos centrado en personas que ya hayan fallecido, de modo que creo que harán falta muchos años para hacer una ampliación, aunque ahora mismo, en la región hay investigadores, científicos, tecnólogos, muy relevantes. Quizá por la parte de nuevos centros de investigación o de empresas que incorporen nuevos desarrollos tecnológicos habría una posibilidad. Estaríamos encantados de hacer un apéndice.
¿El libro rompe ese estereotipo de Castilla-La Mancha cómo un lugar ajeno a la ciencia?
Sí, existe la imagen de que Castilla-La Mancha es una tierra de paso, pero en realidad es una tierra que ha ido construyéndose. Desde los primeros astrónomos y médicos de origen andalusí, ha habido un goteo de personas en cualquier siglo que se pusieron a investigar o gente que venía de fuera, como Juanelo Turriano, que era de Crémona. Eso es una característica que se está retomando ahora. La UCLM está posibilitando que venga gente de fuera. Es un mecanismo importantísimo en la ciencia facilitar la venida de competencias que contribuyen a nuestro desarrollo. Por el contrario durante mucho tiempo muchas personas de este territorio tuvieron que desarrollar sus capacidades fuera y creo que estamos revirtiendo eso.
¿Cuántas personas han colaborado en el desarrollo de esta obra?
Más de 70 personas han contribuido, bien aportando bibliografía, bien escribiendo algunos artículos y luego han colaborado todos los directores o directoras de los centros de investigación de la UCLM que han hecho la reseña de su respectivo centro. Estoy muy satisfecho de las respuestas recibidas a nuestra petición de colaboración.
¿Cuánto tiempo han estado con este proyecto?
Yo me incorporo en este trabajo en los primeros días de junio y Alfonso González Calero debía llevar ya desde abril. La verdad es que ha sido muy rápido. Como coordinador de un libro es mi primera experiencia editorial y no esperaba yo que fuera a hacerse tan rápido. Tener un trabajo de este tipo en tres meses es sorprendente.