Incertidumbre en el fútbol modesto

Eduardo Gómez
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La hipotética desaparición de la Primera RFEF para volver al antiguo formato de la Segunda B afectaría a varios clubes de la provincia

El Socuéllamos sería uno de los equipos afectados por la reestructuración de categorías. - Foto: Rocío Hellín

Es algo que se veía venir». Con esta frase se resume el pensamiento de varios de los dirigentes de clubes de la provincia que podrían estar afectados a corto-medio plazo por la desaparición de la Primera RFEF y el regreso a una Segunda División B con el formato tradicional.

La noticia la publicaban As y Marca este miércoles por la tarde. La Primera RFEF, categoría que se estrenó en la temporada 2021-22 inmediatamente inferior a la Segunda División con dos grupos de 20 equipos, y justo por encima de la Segunda RFEF (integrada por 5 grupos de 18 equipos cada uno), podría tener las horas contadas. 

Aunque la Federación Española no se había pronunciado de forma oficial al cierre de esta edición, el motivo esgrimido por la entidad que preside Luis Rubiales sería el desacuerdo de los clubes con el modelo de gestión planteado para la temporada 2023-24. 

Hace dos semanas los clubes fueron convocados a una reunión y ante la falta de unanimidad ante los dos modelos de gestión planteados para esta competición, la Federación Española estaría sopesando retornar al formato tradicional de la Segunda División B, lo que genera muchas dudas. Con las bases de competición aprobadas para esta campaña, resulta imposible que dicho cambio sea ya efectivo para la temporada 2023-24.

Actualmente, 40 equipos integran la Primera RFEF y 90 más la Segunda RFEF, por lo que de 130 equipos, si se quiere pasar al formato antiguo de Segunda B, habría que pasar a 80.

El Socuéllamos milita en el Grupo V de Segunda RFEF y sería uno de los clubes afectados por la reestructuración. Su presidente, Jordi López, no oculta que esta modificación de las categorías que se llevó a cabo por la pandemia «no me gustó y creo que se carga el fútbol modesto. Ya avisé que no era beneficioso para el fútbol». En su caso, por ejemplo, el techo deportivo del club era la propia Segunda RFEF, debido a los requisitos que exige la Federación Española para estar en Primera RFEF, como disponer de un estadio con capacidad mínima de 4.000 espectadores, con gradas perimetrales por todo el campo, que debe ser de césped natural.

Darío, director deportivo del Calvo Sotelo, club que militó la pasada campaña en Segunda RFEF y que aspira a ascender esta temporada a esa categoría, tampoco oculta que «la reestructuración a mí no me gustó. El formato anterior a mí me gustaba más, con cuatro grupos de Segunda B y 20 equipos en Tercera, no como ahora, que solamente hay 16. No lo entendí necesario en ese momento».

Javi Sánchez, técnico del CD Manchego, fue muy cauto. «No sé realmente qué puede pasar. La Primera RFEF es una categoría preciosa y la reestructuración en su día fue para unos muy beneficiosa y para otros muy dañina y me incluyo entre estos últimos», ya que descendió con el Villarrubia desde la antigua Segunda B. «No sé si sería bueno a largo plazo dar un paso atrás, igual se tuvo que pensar mejor». 

Todos ellos apuestan por esperar acontecimientos y no creen que de cara a la temporada 2023-24 pueda realizarse ninguna reestructuración, debido a que las bases de competición aprobadas no contemplan dicha modificación. En cualquier caso, todo apunta a que sería a partir de verano cuando empezara a perfilarse una nueva reestructuración del fútbol modesto.