Como nunca

Pilar Muñoz
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Una plaza Mayor a rebosar, con más gente que años anteriores, recibió a la Virgen de la Esperanza y al Cristo de Medinaceli para asistir a uno de los momentos más emotivos y esperados de la Semana Santa de Ciudad Real

Como nunca - Foto: Pablo Lorente

Como nunca. La plaza Mayor de Ciudad Real registró un lleno como nunca  en torno al Encuentro, el orgullo de un barrio humilde que ha imbuido a todos los ciudadrealeños su devoción por el Cristo Medinaceli y la Esperanza. Como cada Martes Santo los pasos con las veneradas imágenes salieron de las cocheras de la Iglesia del Pilar en el popular barrio que lleva su nombre. Medinaceli a las seis y media de la tarde y la Esperanza a las siete. Iniciaban un largo peregrinar por la ciudad. La plaza de las Terreras, Santiago y la Merced son los  lugares recomendados, pero es la plaza Mayor el escenario donde se agolpan más personas para presenciar el Encuentro entre el Hijo y la Madre, Medinaceli y la Esperanza. La noche del Martes Santo la plaza Mayor estaba como nunca,  a rebosar de gente para asistir a uno de los momentos más esperado de la Semana Santa de Ciudad Real, declarada de interés turístico nacional.

Un año más se fueron aproximando lentamente hasta situarse frente a frente mecidos por sus cuadrillas de costaleros. El Cristo de Medinaceli hizo una entrada gloriosa en la plaza Mayor sobre 36 costaleros que le mecieron a ritmo de las marchas interpretadas magníficamente por la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva, entre ellas Ave María, de Caccine;  y Aromas de un barrio, de Álvarez Barroso. Los costaleros a las órdenes de Iván Mercado dieron una lección de trabajo, sufrimiento, humildad y devoción por  Medinaceli en su peregrinar por la ciudad.

Poco antes de las doce de la noche se producía el Encuentro en medio de una multitud de personas rompieron en aplausos  tras  enmudecer cuando los pasos con las imágenes de Medinaceli y la Esperanza se aproximaron ofreciendo uno de los momentos más emotivos de la Semana de Pasión.

La cuadrilla de la Esperanza, a las órdenes de Juan José Laín, hizo un gran trabajo, como también la Agrupación Musical Santa Cecilia de Calzada.