Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


La Tierra devastada por terremotos

07/02/2023

Cuando estudiábamos primero de Geografía, en Bachillerato, nos llamó la atención el tema que trataba sobre los terremotos y volcanes. Consideramos entonces que la Tierra devastada por la propia Tierra era  un auténtico disparate. Claro que era una visión desde el jardín de infancia que nos movíamos. Luego supimos que las placas tectónicas que están en permanente fricción son las culpables de las tragedias que asolan en la actualidad a parte de Turquía y de Siria, ha sido debido al movimiento de la placa  Anatolia. Este último país no sale de infortunios. Hace menos de una década, la ciudad de Alepo salía en todos los telediarios del mundo por sus escenarios bélicos en su Guerra Civil. Otra vez los jinetes del apocalipsis cabalgan de nuevo. Ayer, un niño fue rescatado de entre los escombros. La acción fue recibida con una enorme alegría pese al gélido ambiente y ante tanta ruina, desolación y  muerte. Ya se llevan recogidos 2.000 cadáveres. 
La historia de los terremotos en el planeta tierra es tremendamente espantosa. En el año 1755 las crónicas del tiempo anunciaron que el terremoto de Lisboa se llevó a la tumba a 32.000 personas. La tremenda tragedia conmovió a Europa. La destrucción de la ciudad lusa, donde confluían el comercio europeo con el procedente de ultramar fue interpretada por los cristianos como una señal innegable de la cólera de Dios. El seísmo se alió también con un maremoto, que fue el que mayores estragos originó. La tragedia se extendió al patrimonio artístico de España, que también sufrió  importantes daños. Otro sismo histórico fue el ocurrido en San Francisco. La ciudad de California fue también devastada. Un testigo relató así lo vivido:«Al principio, creímos que se trataba de un temblor sin importancia, pero pronto las esquinas de los edificios comenzaron a caer a la calle, mientras el ruido de las piedras ahogaba los aullidos de las víctimas. La tierra se levantó varias veces cómo olas en la tormenta y  la ciudad fue barrida  como una brizna de paja». El terrorífico terremoto  causó más de un millar de muertos y dejó sin hogar  a más de 5.000 personas. Las autoridades recurrieron a la ley marcial, porque los saqueos y el pillaje empezaron, desgraciadamente, a tomar fuerza.
Ya en nuestros días, el seísmo que más nos impresionó fue el ocurrido en Agadir con titulares tan rotundos y apocalípticos como que la antigua ciudad marroquí fue asolada por un terremoto, destruyendo el 90 % de la ciudad y con entre 2.000 y 3.000 fallecidos en una ciudad en pleno crecimiento económico y de la que no quedaron más que un montón de ruinas. Los relatos son aterradores. No los queremos para ningún país y menos para el nuestro. Y en esas estamos.