Editorial

Golpe de realidad del Banco de España a la recuperación económica

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No será hasta 2024 cuando España vea la luz de ese negro túnel que llegó en 2020 bajo el por entonces desconocido nombre de SARS-CoV-2, 'bautizado' por comodidad como coronavirus. La previsión, quizá optimista para algunos y pesimista para otros muchos, es del Banco de España que, apenas 24 horas después de que el Gobierno viera apuntalada la legislatura con el acuerdo sobre los Presupuestos Generales del Estado para el año próximo, aguó la fiesta de Moncloa. Una fiesta, por cierto, que ya se había visto empañada por un nuevo enganchón entre los socios del Ejecutivo a cuenta del incremento de la partida destinada a Defensa. El clima electoral que se vive ya en España trufa cada movimiento de unos y otros, y el tema de Defensa, que no deja de ser accesorio dentro de las Cuentas del Estado, es fundamental por la carga ideológica que supone. Por eso para Podemos resulta clave posicionarse en esta cuestión de cara a sus votantes.

Más allá del debate político entre los socios de Gobierno, las cifras, que es lo que maneja el Banco de España, no engañan. Así, según las nuevas proyecciones macroeconómicas presentadas ayer, la entidad rebaja 1,5 puntos porcentuales la previsión de crecimiento de la economía para 2023, hasta el 1,4 %, mientras que ha elevado la tasa de inflación del próximo año al 5,6 %, 3,1 puntos más de la prevista en el mes de junio, debido a la evolución de los precios de la energía. El menor crecimiento del PIB previsto para 2023 se basa en cuestiones como la inflación, aún elevada; las condiciones de financiación menos favorables; el aumento de la incertidumbre y el debilitamiento de la demanda global. Porque no hay que olvidar que después de la pandemia -que sigue latente, aunque con un impacto mínimo el discurrir diario-, llegó la guerra desatada por Rusia en Ucrania para acabar de hundir la economía internacional que parecía despertar del letargo del coronavirus. Una situación que en un mundo globalizado penaliza a todos los países, incluyendo, por supuesto, a España.

Ese crecimiento de la economía del 1,4% en 2023 que vaticina el Banco de España, y que respalda otra institución clave en las proyecciones como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), está muy lejos del 2,1% que el Gobierno utiliza como base de unos Presupuestos que contemplan el mayor gasto social de la democracia. Pero el Ejecutivo de Sánchez, pese a las cifras de los expertos, no cambia el paso. De hecho, la propia Nadia Calviño hizo referencia a las previsiones, asegurando que hay margen dentro de las propias Cuentas para cualquiera modificación del escenario. Llegó incluso a hablar de unos Presupuestos realizados "con prudencia". Las cifras cuando pasen los meses darán o quitarán la razón a la ministra.