El transporte de la corriente eléctrica desde el punto de origen donde se genera hasta que llega a la vivienda requiere de una serie de procesos no exentos de dificultad, toda vez que la energía eléctrica sale de la central en alta tensión y llega a los consumidores finales en media o baja tensión. Es decir, se transporta en alta tensión y para su uso doméstico hay que convertirla en baja tensión. Y para lograrlo se utilizan los transformadores eléctricos.
Un transformador eléctrico es un dispositivo que permite aumentar o disminuir la tensión eléctrica. El transformador es un dispositivo imprescindible para que la corriente eléctrica llegue a los hogares. En su momento, los transformadores eléctricos cumplieron una función crucial para la distribución y el aprovechamiento doméstico de la energía eléctrica.
Los transformadores eléctricos se encontraban alojados en el interior de pequeñas edificaciones, distribuidas por distintos lugares de las ciudades. Estas singulares e importantes instalaciones formaban parte del paisaje rural y urbano y era frecuente encontrarlas adosadas a edificios, en esquinas, plazas, cruces de carreteras, etc.
La antigua caseta de transformación eléctrica - Foto: Rueda VillaverdeEn el último tercio del siglo XX, con la transformación urbanística de las ciudades y las importantes reformas arquitectónicas realizadas al calor de la modernización y nuevas mejoras urbanísticas de saneamiento y abastecimiento poblacional, fue cambiando el entramado urbano y las viejas y vetustas casetas de transformación eléctrica fueron sustituidas por transformadores de última generación incorporados a la propia estructura del edificio o bien se instalaban soterrados en el viario público.
En Ciudad Real existieron muchas de estas casetas de transformación eléctrica que, poco a poco, fueron desapareciendo al ser demolidas. Entre las muchas casetas de transformación eléctrica que existieron, hoy hacemos referencia a la caseta-transformador de gran dimensión que se construyó en la plaza del Alférez Provisional, hoy Puerta de Alarcos. Cómo se observa en la fotografía antigua, se trataba de una edificación de planta cuadrada que adoptaba forma de torre con cubierta.
En 1978, la actual plaza Puerta de Alarcos fue objeto de una importante acción urbanística, donde se ampliaron sus aceras, se construyó en su parte central una fuente ornamental, se levantaron modernas edificaciones y se le dotó de mobiliario urbano. Sin embargo, el edificio del transformador eléctrico permaneció en pie, lo que supuso un obstáculo tanto para el tránsito de peatones como para la urbanización de esta parte de la plaza.
La permanencia de este 'pegote' durante años fue muy cuestionada por los vecinos y medios de comunicación, que no entendían que una vez urbanizada la plaza, siguiese existiendo esa mole que dañaba su imagen e impedía su desarrollo. La sociedad clamaba con insistencia porque este entuerto urbanístico se eliminara.
Después de varios años y muchas gestiones realizadas, finalmente se llegó a un acuerdo entre el ayuntamiento y la empresa propietaria del transformador eléctrico, y demolió la vieja caseta el 5 de agosto del año 1981, en presencia del entonces alcalde, Lorenzo Selas, y Pedro Santillán, representante de Unión Eléctrica.
Con la desaparición de la mole que afeaba la visión del espacio, culminó la urbanización de la plaza, con lo que mejoró sensiblemente su estética y ganó en atractivo esta zona de gran tránsito por tratarse del acceso principal al parque Gasset y museo del Quijote.