He criticado a Page en no pocas ocasiones y cuando así lo considere lo haré de nuevo y sin cortapisa alguna. Nunca, eso sí, se me ha ocurrido dejar de apreciar que si algo no ha sido nunca es un tonto. Si acaso en alguna ocasión se ha pasado de lo contrario, tomándonos a los demás por ello. Esta semana y con el asunto nada baladí para nuestra región, para su partido y para él mismo, de la caza, ha vuelto a demostrarlo. Pero en esta ocasión, amén de ponérselo en valor, quiero, como cazador y oriundo de la tierra, darle las gracias.
Su reunión, tras la masiva manifestación del medio millón, con las organizaciones cinegéticas convocantes y su compromiso de ponerse a trabajar con ellas para eliminar del Proyecto de Ley las aberraciones, ofensas y normas tan delirantes como letales para su práctica, es un paso importante y un primer fruto de la movilización. Que no le ha pasado desapercibida ni se ha puesto a ningunearla porque tiene claro las consecuencias que podría acarrearle si lo hace. Y, además, porque interés político aparte, en esta ocasión tanto él como sus más cercanos y avezados en el asunto lo tienen claro. ¿Cómo no lo van a tener si resulta que es uno de los mayores factores de riqueza, empleo y sostenibilidad del medio agrario? ¿Cómo no va a decírselo Josele Caballero, si la provincia cuya Diputación preside, Ciudad Real la tiene como el sostén de tantas cosas, ¿turismo incluido?
El Gobierno de Castilla-La Mancha  puede presumir, además, de haber dado a luz una Ley de Bienestar Animal en el año 2020 que,  flecos discutibles por este o el otro lado, debiera ser el espejo y la base de la que partir para hacerla extensible a nivel nacional y sustituir ese panfleto demagógico, acientífico, violento contra los animales -¿o es que hemos de considerar la castración masiva una caricia- y nocivo para el campo, criminalizador para la caza y lesivo para la sostenibilidad ecológica del medio natural. Por cierto, y al respecto de esto último: vuélvase a la cordura en Cabañeros, al imprescindible control cinegético de superpoblaciones, antes que la absurda legislación actual acabe llevar la situación a extremos de deterioro tal que se acabe por destruir el propio Parque Nacional.
El paso dado por Page supone además abrir para los otros presidentes autonómicos socialistas un camino por el que me parece está deseando ir más de uno. El extremeño Vara el primero y otros como Lambán o Barbón detrás, por ejemplo, pero en el que puede haber grandes sorpresas incluso por parte de algunos nacionalistas. Compartir el delirio morado les puede suponer ser ellos quienes reciban la patada.
Ahora bien, supongo que Emiliano tendrá claro que más allá de los propósitos llegará la hora de los hechos. Y en esta ocasión la prueba del nueve es muy clara. Esa Ley tal y como esta perpetrada y redactada no puede salir adelante. Necesita una revisión completa y la mejor idea sería el volver al punto de partida y contar con los interlocutores pertinentes. No es suya, de acuerdo, no es de los socialistas de Castilla-La Mancha, pero es que además no pueden tragar con ella, tal como está de ninguna de las maneras, porque si lo hacen los responsables del desatino serán también ellos. Y tras la declaración y compromiso público de Page eso sería todavía más grave.
Porque si todo resulta luego que son palabritas sería un jarrazo en la cabeza. Y entonces, además, ¿cómo inaugurábamos ese Museo de la Caza, magnífica idea, que está suscitando tanta ilusión y apoyo? Así que vamos con ello, presidente, y aunque no sea cazador invitado queda al 'taco'. Pero antes hay que ganárselo.