Javier López

NUEVO SURCO

Javier López


Se abre el telón

07/09/2022

Como desaparecidos han estado nuestros políticos durante las últimas semanas. Ya se sabe que el país gana sin sus polémicas diarias y a todas horas  y las pildoritas obligadas que esparcen por los informativos de agosto son la medida justa de las cosas antes de comenzar la desproporción que se inicia ya, en septiembre, este mismo martes, con un pleno en el Senado. Este año, además, con la certeza de que encaramos un otoño-invierno que seguro va a ser frío,  veremos hasta qué grado, sabemos que nos moveremos entre el apocalipsis total y el leve constipado, aunque finalmente es posible que las tonalidades medias se lleven el gato al agua, y seguro que lo notaremos tanto en el bolsillo como en una calefacción reducida.
Cuando nos acercamos al verano que ahora va tocando a su fin ya teníamos la certeza de que la próxima batalla será por la energía, y hoy la certeza se ha hecho aún más evidente. De momento estamos en tiempo de poner parches para aliviar el brutal impacto en los bolsillos del españolito de infantería y en los balances finales de las pequeñas empresas y los autónomos que son las que peor lo llevan. En los próximos meses el coste de la energía será el tema estrella y la batalla se librará en Europa, entre todos los países miembros de la UE tendrán que idear una paquete energético de consenso que nos saque del atolladero y redefina intenciones, porque desde lo de Ucrania no está ya tan claro que lo nuclear no tenga futuro, incluso se vuelve a hablar del carbón como solución de emergencia. Un mundo en continuo proceso de convulsión pone sobre el tapete debates que se pensaban superados, pero lo cierto es que los últimos terremotos, sobre todo la pandemia y la crisis de Ucrania, están sirviendo de constructo para que la UE se revitalice por la fuerza mayor de tener que afrontar en conjunto y en común desafíos de tal envergadura que son capaces de llevarse por delante lo construido hasta ahora tal que incendio arrasador del viejo sueño europeo.
De incendios también hemos hablado más de la cuenta este verano con algún que otro intento de cargarlo todo en la cuenta del cambio climático. «El cambio climático mata», afirmó solemne Pedro Sánchez con fondo estremecedor de árboles calcinados y un alarde de postureo discutido y discutible. Lo cierto es que más allá del cambio climático, que si tiene algún tipo de solución o aminoramiento será con acuerdos globales, España, donde ha ardido casi la mitad de toda la superficie que se ha llevado por delante las llamas en Europa, tiene que hacer un fuerte esfuerzo de prevención porque si el cambio climático mata, como dice Sánchez, los incendios se previenen en invierno, limpiando los montes, y en este terreno hay mucho trabajo por hacer, o mejor dicho, que se ha dejado de hacer. Sin embargo, ¿alguien piensa que se van a tomar medidas a nivel nacional para prevenir los incendios con políticas forestales activas? Es un asunto de gestión autonómica desde la desaparición del ICONA, cada comunidad seguirá haciendo lo que pueda o lo que quiera. Afortunadamente Castilla-La Mancha ha estado este verano en la punta de lanza de la eficacia y en la ayuda a otras comunidades arrasadas por las llamas
De manera que se abre el telón y ya estamos escuchando el cencerro electoral todo el tiempo, a todas horas, con furor. Será difícil cuadrar la ecuación de la crisis y el gasto público que siempre se dispara en campaña electoral, pero esta vez, a diferencia de lo que ocurrió con la crisis financiera de hace una década, no se habla de momento de recortes y ajuste presupuestario sino de aprovechamiento de los fondos de reconstrucción que son cuantiosos y están disponibles, aunque también en esto, que es la mejor noticia en medio de tanto nubarrón negro, surgen dudas más que razonables. Se alerta de que España podría perder una oportunidad de oro para financiar grandes proyectos si las administraciones municipales no son capaces de ponerse las pilas con personal auténticamente preparado para presentar iniciativas detalladas y sumergirse en la maraña burocrática europea. El esfuerzo merece la pena, hay muchos millones de Euros esperando a ser reclamados, pero algunos se temen lo peor, es decir, que haya ayuntamientos que lo dejen pasar, que no puedan, que no quieran poner toda la carne en el asado. Sería una pena si luego nos seguimos lamentando con lo malita que está la España vaciada, y tal.

Se abre el telón y ya estamos escuchando el cencerro electoral. Será difícil cuadrar la ecuación de la crisis y el gasto público que siempre se dispara en campaña electoral»