"Mi vida dio un giro radical cuando me hice voluntaria"

A. Criado
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Patricia Aliseda se 'alistó' en la agrupación de Protección Civil en 2018 y la experiencia fue tan gratificante que dejó sus estudios de Química para empezar el grado de Enfermería

Patricia Aliseda, voluntaria de Protección Civil - Foto: Tomás Fernández de Moya

No hay evento en Ciudad Real en el que no se divise un uniforme azul marino y naranja. Mientras la mayoría se divierte, ellos velan por que todo se desarrolle con normalidad y de forma segura. Están al pie del cañón los 365 días del año y en sus nóminas no figura cifra alguna, sólo la satisfacción de ayudar a los demás. Son los voluntarios de Protección Civil, un cuerpo con vocación de servicio público al que la joven ciudadrealeña Patricia Aliseda se 'alistó' en abril de 2018, hace ya más de cuatro años. Reconoce que fue la mejor decisión que tomó en mucho tiempo y que propició un giro «radical» en su vida: «Cuando entré en la agrupación era estudiante de Química y ahora estoy en tercero de Enfermería. Me enamoré del mundo de las urgencias y las emergencias».

Patricia le preguntaba a su padre dónde iba todos los fines de semana con el uniforme que hoy viste ella, cuando podía estar descansando después de una dura semana de trabajo. Comenzó a interesarse por las misiones que tenía encomendadas y un día, después de acompañarle a la base de Protección Civil, visitar las instalaciones y conocer a sus compañeros, decidió dar el paso y apuntarse. La acogida fue «extraordinaria» y la experiencia desde entonces, muy positiva, «creciendo día a día, tanto personal como profesionalmente». Tras la repentina muerte de José Luis Espadero en 2020, el nuevo jefe de la agrupación, Alfonso Blanco, presentó un proyecto y le ofreció ser jefa de equipo. Aceptó y además de las labores de coordinación, se encarga de hacer las entrevistas personales a los nuevos voluntarios y explicarles el funcionamiento, «para que se sientan bien acogidos y mantengan las mismas ganas de colaborar con las que entran».

La agrupación ciudadrealeña está integrada actualmente por cerca de 80 personas, con una media de edad que ronda los 30 años. Un porcentaje muy alto de jóvenes que pone en cuarentena el mito del pasotismo juvenil. Patricia está convencida de que la pandemia marcó un antes y después, y provocó un efecto llamada por la visibilidad que tuvo el trabajo de los voluntarios en los momentos más complicados. «Jamás pensé, ni de broma, que podíamos pasar por una situación así y que yo iba a estar metida de lleno. Cuando me vi por primera vez con el equipo de protección individual (EPI) completo, me pregunté qué estaba haciendo yo allí», reconoce. Los trabajos de Protección Civil se centraron especialmente en la desinfección de calles, del hospital y de los tanatorios, además de controlar la temperatura a los sin techo.

Fueron días muy duros y emotivos. La joven voluntaria recuerda la cara de agradecimiento de un hombre mayor que les llamó desesperado porque no podía salir a la calle a por los medicamentos que necesitaba su mujer, que estaba muy enferma. «El señor quería darme un abrazo y le dije que no, que venía directa del hospital sin cambiarme el EPI y era peligroso, y entonces se echó a llorar. Sólo eran unas medicinas, pero para aquellas personas, en aquel momento, un pequeño gesto como ese les hacía un mundo», enfatiza. Sin embargo, no todo son momentos agradables. Hay días que Patricia llega a casa y se pregunta si merece la pena: «Hay eventos en los que molesta nuestra presencia por las funciones que tenemos que llevar a cabo, como cortar el tráfico en colaboración con la Policía Local. Hay gente que te falta el respeto y eso te deja un sabor amargo, aunque afortunadamente es un porcentaje muy pequeño, porque Ciudad Real nos tiene un gran aprecio y se alegra mucho de vernos».

Protección Civil estará presente en todos los eventos organizados con motivo de la Feria y fiestas. Habrá voluntarios especializados en intervención e incendios, aunque más del 80% de los avisos son de índole sanitaria (la agrupación cuenta con ambulancia propia). Patricia sólo tiene 25 años y ya lleva sobre su espalda varias pandorgas, zurras y ferias, pero nunca le ha dado envidia de aquellos que están disfrutando de la fiesta, porque ella también disfruta «ayudando a los demás, haciendo el trabajo que me toca en cada momento». Recomienda, en este sentido, probar la experiencia del voluntariado en el ámbito que mejor se ajuste a cada persona. «La vida es larga y hay tiempo para hacer muchas cosas», sentencia.