Expo 92, la puerta del siglo XXI

Diego Tavero (EFE)
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La Exposición de Sevilla supuso hace 30 años el espaldarazo definitivo hacia la modernidad, además de ser el punto de encuentro de más de 40 millones de personas de todo el mundo

Vista actual de uno de los símbolos de la muestra, la esfera bioclimática. - Foto: Julio Muñoz

Un repique de campanas de 38 iglesias de Sevilla actuó de banda sonora de la capital andaluza hace 30 años durante la inauguración de la Exposición Universal de 1992, una cita que, además de cambiar la fisonomía de la ciudad, empezó a introducir a España en el siglo XXI.

Un 20 de abril abría sus puertas una muestra que enseñó al mundo, durante seis meses, los avances de la Humanidad desde la llegada de Colón a América. Una cita histórica que fue inaugurada por el Rey Juan Carlos I, quien alabó la capital hispalense: «Pocas ciudades hay en el mundo tan apropiadas como Sevilla para albergar una Exposición Universal: la Sevilla romana, la árabe, judía, cristiana, indiana, ha producido el patrimonio cultural que este año mostramos los españoles a huéspedes venidos de todos los países de la tierra».

El recinto elegido para la Expo 92, el de la Isla de la Cartuja, debe su nombre a que en 1400 se fundó en esta zona el monasterio de Santa María de las Cuevas, de la orden de los cartujos, lugar de residencia y primer enterramiento de Colón.

El núcleo central de la Expo estaba formado por cuatro pabellones temáticos, el Futuro, el Siglo XV, la Navegación y la Naturaleza, y destacó la Plaza de las Américas y el Pabellón de España, unos lugares por cuyos rincones pululó un peculiar pájaro blanco con pico en forma de cono y una cresta con colores de los cinco continentes.

Se trataba de Curro, la mascota de la Exposición diseñada por el alemán Heinz Edelmann, y que se convirtió en uno de las referencias de la muestra junto con el monorrail, el telecabina o los puentes y la pasarela de la Cartuja, infraestructuras fundamentales de la Sevilla actual.

La Expo 92, que tuvo un coste de 6.000 millones de euros y fue visitada por 40 millones de personas, acogió pabellones de 112 países del todo el mundo, además de 17 comunidades, 23 organismos internacionales y seis empresas. 

El salto a Cartuja 93

Con el final de la Expo 92 nació Cartuja 93, una empresa pública que preveía la reconversión del recinto en una zona destinada a I+D y Universidad y que comenzó con el compromiso de unas 20 empresas.

Pero la situación económica era entonces bastante desfavorable y grandes firmas tecnológicas que construyeron sus pabellones con la intención de quedarse terminaron marchándose.

Hubo que esperar hasta el año 2000 para comprobar, en cierta forma, el despegue definitivo del complejo empresarial.

De hecho, la antigua Cartuja 93 se transformó en 2016 en el Parque Científico y Tecnológico Cartuja (PCT), del que la Junta de Andalucía poseía el 51 por ciento del mismo.

El actual PCT alberga 536 empresas, que generan un empleo directo de 23.701 trabajadores y una actividad de 2.987 millones de euros.

De la Expo 92 se conservan aún 29 pabellones que recuerdan el hito histórico que vivió la ciudad hispalense durante 176 días, una experiencia que se mantiene viva en el ADN de Sevilla y de sus habitantes.