Marián García, más conocida por todos como la ‘Boticaria García’,  ha puesto sobre la mesa una receta para ‘curar’ la desigualdad: invertir en educación y prestar más atención a las mujeres que viven en el medio rural, donde la «falta de oportunidades se acentúa».

Una inversión en educación que, como ha explicado, tiene que ser «dual». Es decir, igual para los niños que para las niñas. Y es que, «de poco sirve educar a nuestras niñas para empoderarlas, si sus parejas, hermanos y jefes siguen anclados en la discriminación». Es más, «la frustración será más grande, la brecha de género  crecerá» y «no habrá tiritas» ya para ella.

En cuando a la necesidad de ‘arropar’ a la mujer rural, la ‘Boticaria García’ sabe bien de lo que habla, ya que es natural de Belmonte, un pequeño pueblo de Cuenca que ha citado en más de una docena de veces en su discurso. Pese a este orgullo patrio, García sabe bien que «se necesita dotar de recursos a las mujeres de nuestros pueblos para que puedan salir adelante de una manera digna». «Mujeres valientes e independientes que salvan y mejoran con sus manos sus pueblos».

Vacuna contra la desigualdad - Foto: A.Perez HerreraDurante su intervención en nombre de todas las premiadas en este 8-M, García ha hecho una curiosa analogía entre la lucha contra la desigualdad y el coronovirus. En ambos casos, los «asintomáticos» son un gran problema, mientras que «las personas más vulnerables son también a las que más afecta» ambos males, tanto que «les puede costar la vida».

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