"En ciudades medianas es más fácil la integración"

Hilario L. Muñoz
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La Tribuna entrevista a Carlos Berzosa, presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado

"En ciudades medianas es más fácil la integración" - Foto: Rueda Villaverde

Durante ocho años, Carlos Berzosa fue rector de la Universidad Complutense, tras ser los 14 anteriores decano de la facultad de Económicas.  Sus últimos años en la universidad, aún da clases, lo ha compaginado con la actividad social como presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), una de las ONGs más influyentes en inmigración y refugiados, hasta el punto de ser citada en el preámbulo de la ley de asilo por las consultas realizadas. Economía y sociedad se dan la mano en una entrevista realizada con Berzosa, que estuvo este miércoles en la facultad de Educación.

Esta semana se cumplen tres años del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para la acogida de refugiados. ¿Cómo se valora desde CEAR este tiempo?

Nosotros estuvimos en contra e intentamos hacer un recurso al acuerdo que se rechazó porque como CEAR no podíamos hacerlo. En encuentros, escritos e informes siempre hemos criticado ese acuerdo. Turquía es el país que más refugiados recoge pero no cumple los derechos humanos, es poco garantista. Los hechos nos van dando la razón aunque se haya conseguido que ya no entren más refugiados por la vía griega como antes, pero en unas condiciones que no compartimos.

Ciudad Real es una ciudad refugio desde esos mismo tres años. ¿Qué recomienda CEAR, con su experiencia, para estos municipios de tamaño medio para que la acogida no implique un problema?

No es fácil dar consejos sobre esto porque depende de cómo se produzca la convivencia y si se es capaz de arreglar esos problemas. Los ayuntamientos tienen que jugar ahí un papel importante. De hecho, nosotros hemos tenido proyectos de mediación en ciudades como Getafe, financiado por laCaixa y el Ayuntamiento como interlocutor. Como ejemplo, el otro día en el programa de Évole, sobre mujeres trabajadoras en la fresa, se exponía, si las mujeres que trabajan en la recogida y que se quedaban, eran un problema. La gente decía que no, que no eran un problema los inmigrantes, aunque al principio les costó.

CEAR lleva años trabajando en ciudades de tamaño medio con el idioma como el principal modo de integración. ¿Cuál es su experiencia?

Se ha logrado integrar mucho este proceso y en Canarias, que han tenido problemas con la llegada de pateras es un ejemplo que puede valer a Ciudad Real. Nosotros tuvimos un piso en Mérida, aunque se cerró porque no hubo casos de refugiados, pero en el que estaban muy contentos los refugiados igualmente. En ciudades de tamaño medio puede ser más fácil para los refugiados que en una ciudad más grande, como Madrid, porque a lo mejor parece que son personas que vienen de fuera, pero Madrid es tan grande que tener una comunicación más directa, más cercana, es más difícil.

Cuando empezó la crisis de los refugiados se habló del conflicto sirio, pero al final los que han venido son venezolanos. ¿Por qué?

Sí han venido muchos venezolanos. Parece que nos hemos preparado para una llegada de ciudadanos sirios y nos olvidamos de los venezolanos. Es que no nos llegaron los 17.000 sirios que se acordaron.

¿Cómo es esta situación porque hubo una preparación y vinieron otros con necesidades distintas?

Nosotros aceptamos lo que nos manda el Gobierno a venezolanos damos la acogida y servicios necesarios. Lo que pasa es que a los venezolanos les han dado muy poco el derecho de auxilio, sobre todo el PP, porque a veces no reúnen las condiciones para ser refugiados porque no huyen por motivos políticos sino económicos. La gente se va de allí porque la cosa está muy mal no hay medicamentos pero no son el típico refugiado que huye por una serie de circunstancias.

CEAR lleva años denunciando el limbo jurídico en que queda el refugiado al que se le deniega el asilo.  ¿Cómo se soluciona esta situación?

Nosotros no lo podemos resolver. Hacemos lo que podemos y ayudamos a la gestión, a saber cómo van los trámites pero hay una serie de fases que nosotros cumplimos y a veces se nos escapa.

¿Puede ser un problema de aquella ley que CEAR ayudó a levantar?

Hemos hecho propuestas a los gobiernos y a los partidos para que esto se acelere porque es muy lento. A veces se actúa como pasó en Madrid con Aluche, donde se denunció que tenían que pedir hora y estar por la noche esperando.

¿Qué peligros hay para los inmigrantes en una campaña electoral como esta, en que forman parte del debate?

Lo que estamos viendo es una campaña electoral escorada a la derecha, a la ultraderecha diría, en que utilizan la migración y refugiados como el gran peligro. Esperamos que no influya tanto como dicen.

De hecho CEAR fue una de las primeras entidades en quejarse por esa medida que confundía leyes de adopción y extranjería. ¿Qué falta para que esto no ocurra?

Hace falta pedagogía política pero es difícil combatir estos anuncios porque los políticos están todos los días en los medios de comunicación. Es difícil combatir contra ciertas informaciones que llegan y falsean la realidad y hoy en día no es controlable la información a través de las redes.

Usted era un economista que hablaba de la ‘W’ que tras el crecimiento podría llegar otra crisis.

Cuestionó el crecimiento y quién se beneficia él porque conlleva unos efectos. La gente de clase media no se está beneficiando de ese crecimiento, al revés ha bajado su nivel de vida.

¿Hay salida de la crisis?

Se ha salido en parte, por así decirlo, de lo peor pero ahora viene una desaceleración y habrá que ver qué pasa. En términos de crecimiento se ha salido pero de la gente no. Hay muchos niveles económicos que no se han recuperado a cómo estaban en 2007.

¿Qué hace falta para salir?

Tener un crecimiento más equitativo, generar un empleo mejor, no tan precario como se está haciendo, dar más oportunidades a los jóvenes y que la distribución de la renta no sea tan desigual o que los salarios participen más, en mayor porcentaje, en la producción. Ahora la relación beneficios/salarios está muy desequilibrada a favor de los beneficios. Por lo que hay que mejorar la relación de los salarios sin que esto suponga que los beneficios tengan que hundirse. Estamos diciendo a la gente austeridad, que estamos en una época difícil pero luego publican informes donde los beneficios han aumentado pero a nosotros no. Hay que hacer un modelo más sostenible en ese sentido y más estable porque hay una precariedad en el trabajo tremenda. Creo que salir de la crisis supone que la gente vuelva a recuperar los niveles que tenía antes de la crisis.

Entonces, ¿hemos iniciado la recuperación al subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI)?

Un poco aunque vamos a ver qué pasa porque hay una desaceleración en Europa muy fuerte y Alemania está al borde de la recesión otra vez. España está saliendo mejor a esa bajada gracias a que hay mucho turismo, el petróleo ha subido un poco lo que nos da una cierta ventaja y los tipos de interés, que iban a subir, no suben. España se va defendiendo mejor que otros países más desarrollados que nosotros. No solo consiste en subir el SMI sino otros salarios y en dar estabilidad en el empleo y que no haya tanto trabajo precario. Hay contratos que duran muy pocos días, a veces semanas o meses, esta precariedad hay que acabar con ella. También es necesario que haya trabajo estable y que no tengan que seguir yéndose al extranjero los que se van. Hay que hacer un modelo más equitativo. Hay que recuperar los niveles precrisis porque se deteriora todo el estado del bienestar, la sanidad pública, la educación pública y no se han recuperado los niveles de datos en educación y sanidad.