Cipreses y arbustos activan las alergias en febrero

Hilario L. Muñoz
-

Los datos muestran que la fase álgida de las cupresáceas se adelanta unos diez días con cifras que se sitúan en niveles cercanos a la alerta roja y que se prolongará durante al menos cuatro semanas

Cipreses y arbustos activan las alergias en febrero

Unas semanas se han adelantado el polen de invierno, el de los cipreses y arbustos que llega de la mano de las cupresáceas y las arizónicas, en medio del clima seco actual. El año pasado, en torno al día 15 de febrero se vivió el momento álgido y en esta ocasión, con el calor y sin ver la lluvia desde el 1 de febrero, se ha producido un incremento con datos que revelan que se han superado los 100 granos por metro cúbico de aire, cercano a las cifras de alerta roja, los 146. «Estamos en el comienzo de su época álgida de polinización», explicó el jefe del servicio de Alergología, el doctor Francisco Feo Brito. «En las próximas tres o cuatro semanas se mantendrá el riesgo para los pacientes», explicó.  

El doctor detalló que «la alergia a las cupresáceas presenta unas características clínicas bien diferenciadas» ya que, de una parte, «los pacientes pueden comenzar sus síntomas a los 40 ó 50 años, a diferencia de gramíneas y olivo que alcanzan su máxima prevalencia entre los adolescentes». Por otro lado, la expresión clínica es diferente, ya que pólenes como los de las gramíneas y el olivo provocan síntomas alérgicos inconfundibles como «el picor de ojos y nariz, enrojecimiento ocular, estornudos, secreción acuosa muy abundante y prurito en velo del paladar» mientras que las cupresáceas «básicamente inducen una intensa obstrucción o bloqueo nasal, con leve prurito, secreción menos intensa, y escaso picor del velo del palatino».  De esta manera, y por la época, con el pico de la epidemia de gripe, ambos procesos se prestan a confusión. Además de la fiebre, la clave para diferenciar una y otra está en el tiempo de duración, de siete a diez días para el catarro, de «cuatro a seis semanas para la alergia». «Además, los síntomas de alergia van a modificarse según la exposición alergénica: intensos en días secos y soleados, bajos con lluvia o elevada humedad atmosférica», explicó el doctor.  

Francisco Feo informó que «el tratamiento sintomático de la alergia es la primera medida para los pacientes alérgicos». Lo que implica la toma de antihistamínicos de segunda generación en la rinitis, exentos del efecto de la somnolencia. «En el asma los broncodilatadores y corticoides inhalados permiten el control sintomático de los pacientes». Se trata de medicamentos que son «parches», para la situación inmediata ya que «el único tratamiento que modifica la evolución natural de la rinitis o el asma es la vacuna específica». Las enfermedades alérgicas están al alza con un 8% de pacientes alérgicos a pólenes en Ciudad Real, unos 40.000. En los casos de rinitis persistente y asma, la vacunación permite no solo una mejor tolerancia al polen, sino bloquear la evolución de la rinitis al asma.