Alcolea, autoconfinada como remedio al virus

Ana Pobes
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Los vecinos restringen al mínimo las salidas para dejar de ser el municipio de la provincia con la tasa de incidencia más alta. El Ayuntamiento retoma el reparto de comida a domicilio

Alcolea, autoconfinada como remedio al virus - Foto: Tomás Fernández de Moya

El bullicio no existe, y todo el ruido que se oye es del motor de algún coche esporádico. No hay masificaciones ni grandes centros comerciales ni tampoco eventos. La plaza, punto de encuentro de la mayoría de los pueblos, está vacía, y la poca gente que se ve por las calles es para hacer los recados y volver lo antes posible a casa. La pandemia ha ralentizado la vida en Alcolea de Calatrava, donde sus habitantes tienen máxima preocupación por la elevada tasa de contagios por COVID-19 existente en el pueblo. Es el municipio de la provincia con peor situación epidemiológica. Y los datos así lo reflejan. La incidencia acumulada se acerca de forma peligrosa a los 10.000 casos por cada 100.000 habitantes. La más alta que se ha dado en Ciudad Real desde el mes de agosto. Unos datos que «no son buenos», admite Eduardo Plaza, alcalde de esta localidad de unos 1.400 vecinos.  

El pueblo, en plena zona volcánica del Campo de Calatrava, decidió hace unas dos semanas autoconfinarse voluntariamente. A ninguno hubo que darle una orden para que permaneciera en el hogar. Se cerraron los tres bares, se precintaron los parques y se paralizó toda actividad que pudiera reunir a personas y ser foco de contagio. Incluso la Casa Consistorial cerró sus puertas al público, y las gestiones ahora se hacen de forma telemática. Todo el pueblo lo ha entendido. De ellos salió resguardarse en sus hogares para controlar la situación. Hay miedo, y eso se palpa. Se nota. Los vecinos viven con temor e incertidumbre y se muestran reacios a mantener cualquier tipo de contacto. No quieren exponerse a un contagio en esta tercera ola, y muchos optan por la comida a domicilio para evitar toparse con el ‘bicho’. Así, desde hace unos días, el Ayuntamiento ha vuelto a retomar el reparto domiciliario de comida, «un servicio que se implantó en los primeros meses de pandemia y que ahora se ha vuelto a poner en marcha», recuerda su alcalde. «Nosotros nos encargamos de llevarles la comida para que no tengan ni si quisiera la necesidad de salir a la calle», añade. El objetivo, esquivar el virus.

Él, junto con el teniente de alcalde, Javier Parras, entregan de lunes a sábado los alimentos a una treintena de vecinos, la mayoría gente mayor. Incluso a los que no quieren salir pero quieren hacerse su propio sustento se les hace la compra con la colaboración de los concejales y empleados de la Universidad Popular, o se les entrega los medicamentos que necesiten. «Se les proporciona todo aquello que requieran para que no salgan de sus hogares», subraya Plaza. Todos están pendientes de todos, y todos quieren poner a raya este virus que deja récord de fallecidos y positivos.

Alcolea, autoconfinada como remedio al virus Alcolea, autoconfinada como remedio al virus - Foto: Tomás Fernández de MoyaNarcisa Carretero tiene 81 años. Un día más recibe la comida a las puertas de su domicilio. Pechuga de pollo y macarrones a la boloñesa es el menú de hoy (por ayer) y que cada día se encarga de elaborar Juan Manuel Crespo. «Me operaron de las piernas y llevo un año sin salir a la calle. Tengo miedo al virus», reconoce Carretero con la mano en la bolsa. Situación similar vive Joaquina Ortiz o Tomás Palomo. Son algunos de los muchos usuarios de este servicio y que atienden las recomendaciones sanitarias de no salir de su vivienda para atajar el vertiginoso crecimiento de contagios. Se autoconfinan en sus domicilios como mejor vacuna para intentar doblegar la actual espiral de aumento de positivos. Los vecinos restringen al mínimo las salidas y solo salen en algunos casos a comprar. Es el único signo de vida de un pueblo autoconfinado.

«La gente está en casa por temor a contagiarse o porque está haciendo cuarentena», comenta José María García del Río a las puertas de la panadería. Asegura que es la primera vez que sale de su vivienda tras veinte días confinado. «Mi hija dio positivo, luego mi mujer y después yo. De momento el único que se ha salvado ha sido mi hijo», relata al tiempo que recuerda que fue el pasado 9 de enero cuando perdió el gusto. A partir de ahí, le llegaron otras patologías relacionadas con el COVID como dolor muscular, fiebre y diarrea. Ahora, una vez recuperado, el lunes se incorporará al trabajo, «algo que nunca pensé que me iba a alegrar tanto», apunta entre risas.

Como él, otros muchos vecinos se han contagiado de coronavirus. En la semana del 4 al 10 de enero dieron positivo 82 personas, mientras del 11 al 17 de enero fueron 55. Más de 130 contagios en solo 14 días. «Estamos en un momento preocupante», lamenta su regidor. «Desde el centro de salud me han comunicado hace cinco minutos que ha habido algún positivo más, pero confío en que la tasa de contagios baje en los próximos días», declara. La situación es tal, que pocos son los vecinos que no tienen en estos momentos algún contacto estrecho -ya sean familiares, amigos o vecinos- confinado bien por haber dado positivo, bien por recomendación médica o estar a la espera de hacerse la prueba. La mayoría de los vecinos se han sometido ya a test de antígenos o PCR.

Alcolea, autoconfinada como remedio al virus Alcolea, autoconfinada como remedio al virus - Foto: Tomás Fernández de MoyaNadie consigue entender qué es lo que ha fallado para que Alcolea de Calatrava lidere la incidencia de casos en esta tercera ola de pandemia. Nadie sabe que es lo que falló. Quizás, «el relajamiento y el exceso de confianza en las fechas navideñas» está pasando ahora factura. «Después de marzo, cuando llegó la pandemia, hemos tenido meses muy tranquilos, incluido el verano. Nos movíamos entre cero y tres o cuatro contagios semanales pero de pronto todo esto se ha disparado», lamenta.

La situación es «preocupante» y Alcolea está pasando por «uno de los peores momentos» desde que el COVID-19 hizo acto de presencia en España. Por ello, además de paralizarse toda actividad lúdica y cultural, el Consistorio realiza también labores de desinfección en zonas de mayor tránsito como el colegio, la farmacia, el centro de salud, etc. Trabajos de desinfección que se realizan a través de los operarios municipales y de la ayuda de un concejal a través de su tractor. Todo con el objetivo de frenar los contagios pero con la esperanza puesta en la vacuna.

Alcolea, autoconfinada como remedio al virus
Alcolea, autoconfinada como remedio al virus - Foto: Tomás Fernández de Moya