Preocupación en el sector agrario por la falta de lluvias

La Tribuna
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La ausencia de lluvias de los últimos meses está provocando una situación cada vez más desesperante entre los agricultores daimieleños. Sólo han caído 20 litros en lo que va de 2019

Preocupación en el sector agrario por la falta de lluvias

La ausencia de lluvias de los últimos meses está provocando una situación cada vez más desesperante entre los agricultores daimieleños. En lo que va de 2019, sólo han caído 20 litros, la mitad ellos el pasado Miércoles de Ceniza. Un pequeño respiro que «cambió un poco la cara» de la siembra, pero una cantidad «insuficiente», como señaló el concejal de Agricultura, Ricardo Sáez. Incluso, si lloviera a partir de ahora «ya veríamos» si se pueden revertir los efectos de esta sequía, advertió Sáez. Y es que a la falta de precipitaciones se suman «las temperaturas más altas de lo normal», adelantando «la brotación con la tierra muy seca». En definitiva, «pinta mal» porque en las previsiones meteorológicas «no hay visos de que vaya a llover próximamente», lamentó el concejal. Sáez indicó que el cereal es «el más afectado», pero también habló de la «mala cara» que presenta ahora mismo el olivar. Sobre las viñas, el cultivo mayoritario en el campo daimieleño, el concejal explicó que «aunque ahora están paradas», esta sequía les impide «acumular reservas para cuando empiece su ciclo vital». Pero esta escasez de agua no solo afecta a los cultivos; tampoco se está recargando el acuífero de cara a la temporada de riegos, «que muchos agricultores tendrán que reestructurar» ya que, como recordó el concejal, existe un límite anual de 2.000 metros cúbicos por hectárea en cultivos herbáceos y 1.500 en leñosos (la dotación en una situación de normalidad sería de más de 4.000). En este sentido, y gracias a los «últimos años húmedos», los niveles freáticos no han bajado mucho y aún hay reservas de agua, aunque, de persistir, la ausencia de lluvia puede revertir esta situación. El edil también informó sobre el próximo arreglo de los caminos de tierra, que «no se dilatará mucho en el tiempo», aunque se tiene que poner en marcha el proceso de licitación de la obra.