Cinco de los seis encausados por tráfico de drogas sí acudieron este martes a su cita con la justicia, pero tampoco se pudo celebrar el juicio como estaba previsto tras cuatro intentos fallidos por una y otras cosas. No obstante, se avanzó en el enjuiciamiento porque tres de los seis encausados admitieron que se dedicaban a la venta de drogas en Tomelloso y aceptaron cumplir penas mínimas de entre dos y tres años de cárcel. Otro de los procesados, uno de los principales cabecillas, ha fallecido hace unos meses. De este modo, sólo quedan por enjuiciar dos de los acusados.

El magistrado presidente de la Sección Segunda de la Audiencia, Ignacio Escribano Cobo, señaló el juicio para los días 14 y 15 de septiembre, sin posibilidad de modificación. Es una causa con preso y en el último trimestre del año hay juicios todos los días en la sala de la Sección Segunda, les dijo el magistrado a los abogados tras una clara advertencia de que esta causa no se puede dilatar más en el tiempo. Dos de los encausados están presos.

Los hechos por lo que están encausados se remontan a junio de 2016 cuando la Guardia Civil de Tomelloso detectó gran movimiento de tráfico de drogas, personas dedicadas a la venta y distribución de cocaína y otras sustancias en el municipio. Las pesquisas llevaron hasta un hombre y su hijo cuya actividad era la venta de estupefacientes en su casa o en la calle tras quedar telefónicamente con los clientes. Después cayó el hombre que presuntamente les distribuía la droga que compraba en Madrid. Se trataba de Manuel S. G., que ha fallecido hace unos meses. Se enfrentaba a la mayor pena de cárcel: ocho años, seis por tráfico de drogas y dos más por tenencia ilícita de armas (en su casa de Tomelloso se halló una escopeta Benelli con el cañón recortado, sin culata ni número de serie, pero con plena capacidad para disparar). Además, encontraron distintas drogas, elementos para el tráfico y dinero: 3.722 dólares en billetes, 6.100 euros y otros 145 en monedas.

De las escuchas y vigilancias se desprendía que Jesús J. M. y su hijo Jesús J. G. se dedicaban a la venta de sustancias estupefacientes en sus viviendas o donde concertaban la cita telefónicamente. El padre, con antecedentes (fue condenado en 2008 por tráfico de drogas), es uno de los acusados que admitió ayer el delito y aceptó cumplir tres años de prisión (se enfrenta a seis) y pagar la multa de 731 euros.