Juan Villegas

Edeumonía

Juan Villegas


La EvAU que viene

23/06/2022

El cómo se regule el acceso a los estudios universitarios no es una cuestión que solo tenga que ver con cómo dar respuesta a preferencias o gustos personales. Su importancia trasciende lo meramente personal y según con qué criterios decidamos el cómo, quién, a qué universidades y a qué carreras  van nuestros estudiantes puede llegar a tener  importantes consecuencias  desde un punto de vista social, como brillantemente  ha mostrado en su último libro, La tiranía del mérito, el filósofo de Harvard Michael Sandel, que relaciona directamente el despertar de los movimientos populistas en los países occidentales con el modo de ascenso de las élites, algo que, evidentemente, en estos países está directamente relacionado con los estudios universitarios realizados. En este libro Sandel analiza, en el contexto de su país, las circunstancias que rodean el SAT (examen que se utiliza en Estados Unidos para la admisión universitaria) y en qué medida determina qué estudiantes van a tener la posibilidad de entrar en alguna de las prestigiosas universidades de la Ivy League (Harvard, Yale, Columbia …) o en otras de similar prestigio como es el caso de Stanford,  admisión que va a garantizar a sus estudiantes la puerta de acceso a la influencia, la prosperidad y el prestigio. En nuestro caso la nota de la EvAU representa algo más del cincuenta y siete por ciento de la nota total que va a determinar el acceso a la universidad (el otro cuarenta y dos  por ciento consiste en la nota media de todas las asignaturas de bachillerato). Esta nota, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, va a ser decisiva no tanto para tener acceso a según qué universidad sino, sobre todo,  a qué carrera se accede, que  en nuestro país es lo que decide verdaderamente el prestigio y la prosperidad (al estudiante casi le da igual dónde tenga que estudiar Medicina, Biomedicina, o a dónde se tenga que ir para cursar el doble grado de Física y Matemáticas, por poner solo algunos ejemplos, lo importe para él es poder cursar alguna de estas carreras). Por eso es muy importante que, ante todo, el procedimiento para el reparto de  los puestos universitarios asegure una asignación justa y que además la percepción de los ciudadanos se corresponda con la realidad, algo de lo que precisamente adolece nuestro sistema actual de selección.

   En España, mientras que las plazas de los colegios o de los institutos  públicos se reparten  de acuerdo a criterios como la cercanía del domicilio familiar al centro educativo,  la presencia de hermanos en el centro, la renta familiar y en último término lo que pueda decidir un sorteo,  el criterio de asignación para las plazas universitarias atiende  exclusivamente al mérito, es decir, la nota del alumno de bachillerato y la EvAU. Aunque la utilización solo de este criterio tiene sus inconvenientes,  y en parte comparto las razones de Sandel para introducir además del mérito otros criterios que intervengan a la hora de asignar estas plazas (salvando las circunstancias propias de nuestro país), creo que no es el momento para decidir hacer  cambios en esta dirección, fundamentalmente porque no se da un contexto político de consenso que exigiría este tipo de cambios tan importantes. Creo que dejar esta tarea solamente en las manos de quienes tienen tendencias totalitarias y están patológicamente ideologizados,  como les ocurre a buena parte de quienes ahora nos gobiernan, no me parece que sea buena idea.  Por eso en estos momentos lo más conveniente sería introducir correcciones en el actual sistema para garantizar la igualdad de condiciones respecto a la nota que sirve para acceder a la universidad. La EvAU además de medir la aptitud de los estudiantes para cursar los estudios universitarios debería desempeñar la función de homogeneización, de compensación y corrección de posibles desigualdades que pueda generar las circunstancias propias de los alumnos . Por tanto, la EvAU carece de funcionalidad si no se aplica a todos los estudiantes la misma prueba e introduce sospechas más que fundadas de que la asignación de plazas no es completamente justa si no se hace de esta manera. Todo estudiante español tras aprobar la EvAU puede solicitar una plaza  en cualquier universidad publica de nuestro país, sin embargo, la prueba que determina hasta casi el sesenta por ciento de la nota que le da derecho a esa plaza no es la misma para todos los estudiantes debido a que en cada comunidad autónoma los modelos de examen y los criterios de corrección son diferentes, hecho que genera las alarmantes diferencias entre las distintas comunidades autónomas.

   El secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, José Manuel Bar Cendón, ha anunciado ya la publicación para finales del verano del borrador de la nueva EvAU, advirtiéndonos claramente que no habrá un examen único para toda España. Sin conocer más acerca del contenido de la prueba que se pretende implantar creo que no es manera de comenzar adecuadamente descartar absolutamente algo que es tan demandado, una prueba única, que en las actuales circunstancias desterraría al menos la sospecha de que el reparto se hace de manera injusta.