La Universidad de Castilla-La Mancha tiene previsto lograr un ahorro de 1,2 millones de euros al año con la instalación de 21 equipos fotovoltaicos entre todos los campus de la región. Así lo explicó el vicerrector de Economía de la institución académica, Francisco José Sáez. Las inversiones previstas para placas fotovoltaicas llegarán en dos fases y en Ciudad Real se instalarán primero en Medicina; en Químicas, en el edificio Alberto Magno; y en el rectorado. Después, en una segunda fase, se instalarán en Letras, Informática, Derecho y Ciencias Sociales y en el edificio Lorenzo Luzuriaga, donde se imparte Educación.
«Los paneles nos van a permitir ahorrar muchísimo, en algunos casos suponen el 100% del consumo energético de los edificios», dijo Sáez, y en otros casos se podría llegar hasta el 80% del consumo. El problema actual es con el gas, pero se están viendo opciones para iniciar el cambio de calderas o «ver otro tipo de fuentes de energía» que eviten la dependencia que hay en algunos edificios de la UCLM de esta fuente de energía. La intención, de hecho, es trabajar en dos fases, primero en 2023 con los paneles solares y en 2024 planificar actuaciones por el gas.
En este sentido, la idea de la UCLM es invertir el próximo año 2,6 millones de euros en la instalación de 21 paneles solares en edificios de la universidad. No se trata solo de ahorro, recordó Sáez, sino también de un compromiso de «ser más sostenibles». Esa inversión se está trabajando para que sea financiada con fondos europeos y se ha solicitado una ayuda de dos millones de euros, que está pendiente de financiarse. En este sentido, la previsión de amortización es como mucho de dos años, si no hubiera apoyo de otras administraciones para instalar estas placas. «Si tenemos la subvención, en medio año tendríamos recuperada esta inversión en instalaciones», señaló el vicerrector.
Segunda fase de ahorro. Estas medidas se incluyen en una segunda fase de ahorro energético tras las que se implementaron en la primavera pasada. Sáez explicó que la UCLM no se encuentra en la misma posición que otras universidades debido a que llevan meses, desde marzo pasado, haciendo «un ejercicio de contención consumo». «Tomamos una serie de medidas» que han supuesto una reducción en los horarios de calefacción y del aire acondicionado durante el verano, salvo en aquellos espacios en que era necesario por motivos de investigación. Se han tomado otras medidas como cerrar por la tarde los edificios de servicios generales o aquellos centros en los que no hubiera clase. «Eso ha hecho que desde abril hasta octubre, que son los datos que tenemos, se ha reducido en un 22,6% el consumo de energía». En concreto, se han reducido 2,8 millones de kilovatios hora, aunque la factura energética ha aumentado en 1,8 millones más respecto a lo que había presupuestado para este año. «Es bastante menos de lo que hubiéramos gastado sin estas medidas», indicó.
De cara a 2023, lo que ha hecho la UCLM es incluir ese gasto extra, esos 1,8 millones, en los presupuestos aprobados a primeros de diciembre, por lo que la partida pasa de 4,6 millones de euros a unos 7,5. Además, en cuanto al pago de gas se eleva a cuatro millones, «prácticamente duplica lo que teníamos presupuestado en 2022».
Inversiones. En los presupuestos de 2023, la UCLM expuso que las grandes inversiones esperarán a los próximos años. De hecho, la intención es que al menos hasta el año 2024 no comiencen la principal obra en Ciudad Real, el Campus Biosanitario, el nuevo edificio que albergará las facultades de Medicina y Enfermería, así como numerosos laboratorios para sus investigadores. En 2023 se trabajará «en la redacción del proyecto», que es lo que se ha incluido en las cuentas regionales. Además de esta inversión se prevén pequeñas obras en centros y de mantenimiento.