La violencia machista es la expresión extrema y más cruel de la desigualdad de género y a pesar de los esfuerzos de las administraciones, las cifras siguen siendo alarmantes. ¿Qué tecla habría que tocar para avanzar de forma más rápida y segura contra esta lacra social?

La violencia machista es un mal estructural arraigado en la sociedad y la persistencia de estereotipos de género demuestran la necesidad de incidir en una educación en valores que esté sustentada en la igualdad de oportunidades. No existen fórmulas mágicas ni rápidas, hay que seguir trabajando en sensibilización y concienciación y, sobre todo, no permitir que se dé ningún tipo de paso atrás con discursos negacionistas de lo que es una realidad incuestionable y con la que la sociedad lleva años comprometiéndose. Es verdad que es un camino largo, pero también es verdad que estamos avanzando.

La educación, la formación y la sensibilización son claves para concienciar contra la violencia de género. ¿Qué iniciativas desarrolla la Diputación en estas materias?

La Diputación continúa trabajando la sensibilización con los talleres de igualdad en los centros educativos. Es una de nuestras políticas prioritarias en este ámbito porque supone atajar este problema desde su raíz. También seguimos con la línea de apoyo a asociaciones de mujeres, así como a los ayuntamientos más pequeños, para que se siga trabajando en esa sensibilización y educación en valores de igualdad. Queremos acercar la formación en igualdad a toda la ciudadanía independientemente del lugar en el que residan y, en este sentido, los centros escolares, las asociaciones y los ayuntamientos son grandes aliados.

La casa de acogida fue pionera en Castilla-La Mancha. ¿Qué importancia tiene este recurso y qué servicios ofrece a las mujeres víctimas de violencia de género?

Se trata de un recurso de vital importancia para las mujeres víctimas de violencia de género, ya que les proporciona ese entorno de seguridad que tanto necesitan en los momentos más críticos, además de ofrecerles la oportunidad para su recuperación y facilitando su autonomía personal. En este centro, que es una referencia en la región y que fue uno de los primeros de toda España, pretendemos cuidar a las víctimas y ofrecerles herramientas de empoderamiento. En esta casa no solo se alojan mujeres, sino que también está preparada para acoger a sus hijos e hijas. La atención a las mujeres víctimas de violencia machista que se hace en este lugar es, sin lugar a dudas, una de las políticas más importantes del Área de Igualdad de la Diputación.

La Diputación destina 230.000 euros a políticas de igualdad en el medio rural. ¿Se ha logrado reducir la brecha existente con las ciudades en los últimos años?

Sí, los resultados son evidentes, aunque vuelvo a repetir que debemos ser conscientes de que a pesar de que el camino es muy largo, estamos avanzando. Las mujeres del medio rural se enfrentan a la doble invisibilidad de ser mujeres y ser rurales. En primer lugar, hay que liberarlas de los prejuicios con los que son a veces tratadas y, en segundo lugar, tenemos que darles formación, herramientas y recursos para lograr una igualdad de género real en sus pueblos. Ellas están tan preparadas como las que viven en un medio más urbano, disponen de formación, posibilidades de emprender y herramientas para ser más autónomas. Ellas son el pilar sobre el que se sostiene la vida de nuestros pueblos. Las mujeres rurales son uno de nuestros mayores orgullos.

¿Las mujeres víctimas de violencia tienen algún tipo de discriminación positiva en los planes de empleo y otros programas que convoca la Institución provincial?

Desde luego, en las bases queda reflejado ese espacio prioritario, como no puede ser de otra manera. Estas políticas públicas deben servir también como herramienta para lograr trabajar la autonomía personal de las víctimas de violencia machista, abriéndoles la puerta a nuevas oportunidades laborales, sociales y personales que también forman parte del proceso necesario para salir de la violencia en la que han sido anuladas por sus maltratadores.

¿Qué opinión le merece la polémica surgida en torno a la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual y su incidencia en la reducción de penas?

Sigo la línea que ya han expresado otras compañeras a las que admiro y respeto en este sentido. Creo en la prudencia, la reflexión y, sobre todo, la escucha en temas tan técnicos y específicos como este. Tanto el Gobierno de España como la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha, como también lo hacemos desde la Diputación y muchos ayuntamientos, están trabajando sin descanso en avances notables en materia de igualdad y eso es innegable. Creo que esa es la línea en la que tenemos que seguir trabajando juntos.

Una de las novedades que incluye la norma estatal es la obligación de implantar la enseñanza afectivo-sexual adaptada en las distintas etapas educativas. ¿Es partidaria de esta medida?

Por supuesto. Además, está en la línea de nuestra manera de trabajar en la Diputación de Ciudad Real la igualdad desde la educación y sensibilización de los más jóvenes. La sexualidad es un ámbito más de la vida en el que el machismo está muy presente, como también lo es, sin lugar a dudas, el de las relaciones personales. No puede ser que el único contacto pedagógico sobre conductas afectivo-sexuales que tengan algunos jóvenes sea, por ejemplo, la pornografía. Me consta el compromiso de toda la comunidad educativa en este sentido y se están dando grandes pasos en los centros escolares ya en materia de educación en igualdad. Si enseñamos a los y las jóvenes a construir y disfrutar de relaciones sanas basadas en un trato igualitario, lograremos prevenir muchas conductas machistas que suceden cuando entran en la etapa vital de tener relaciones afectivo-sexuales.