Un futuro en el aire

G. Garrido (efe)
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La dimisión de Sturgeon abre un gran interrogante sobre cómo evolucionará el movimiento independentista escocés y si los nacionalistas persistirán en celebrar un referéndum separatista

La todavía ministra principal será sustituida a finales de marzo. - Foto: Reuters

Un gran interrogante sobre el futuro del movimiento independentista escocés se ha abierto tras la sorpresiva dimisión, el pasado miércoles, de Nicola Sturgeon como ministra principal de la región. Y lo hace en un momento histórico para los objetivos de los rupturistas, según coinciden los analistas.

Las conjeturas sobre si Sturgeon continuaría al frente de la política autonómica habían aflorado recientemente, ya que «había indicios claros de que ella no iba a querer presentarse a una nueva legislatura» (2026), según aseguró ayer Nicola McEwen, codirectora del Centro de Cambio Constitucional de la Universidad de Edimburgo.

La nacionalista fue reelegida por casi mayoría absoluta en mayo de 2021, y se convirtió en la política más longeva en el cargo en Escocia, ocho años de servicio, superando a su predecesor y mentor, Alex Salmond (2007-2014), de quien también fue mano derecha.

La decisión tomada por Sturgeon, líder del Partido Nacional Escocés (SNP), fue una sorpresa para el mundo político británico.

McEwen ve varios factores en la renuncia: por un lado, personal, pero también «como parte del ciclo electoral, para dar tiempo necesario a quien le suceda» a afianzarse, puesto que la dimisionaria «deja un gran vacío para cualquiera que intente asumir el cargo».

El liderazgo de la todavía ministra principal ha sido fuerte y dominante, al igual que su mentor Salmond, e incluso polarizante, como ella misma reconoció al despedirse, y es por ello que tal vez «pensó que quitándose ella de la ecuación, quizá permita al movimiento crecer», opinó Lesley Riddoch, analista política y periodista.

El sucesor o sucesora de la jefa del Ejecutivo de Edimburgo tendrá que ser capaz de «aglutinar a personas fuera de su partido», como hacía ella, valora McEwen, «porque la independencia claramente divide a Escocia».

Los sondeos muestran una volatilidad de la sociedad escocesa respecto a las aspiraciones de independencia del SNP, ya que solo el 44 por ciento de los ciudadanos votaría actualmente a favor de la escisión.

¿Cambio de planes?

Otro plan de independencia supone un problema para el partido nacionalista porque Sturgeon ejercía un liderazgo muy fuerte, afirma Riddoch.

El alcance de la figura política de la dirigente hace que no se vean muchos contendientes, pero entre los posibles sucesores aparecen nombres de la vieja y nueva guardia: Kate Forbes, titular de Economía en Escocia; Angus Robertson, exlíder del SNP en la Cámara de los Comunes, y Mhairi Black, mano derecha del nuevo líder en el Parlamento de Westminster, Stephen Flynn, suenan como eventuales candidatos a encabezar a una formación que se queda huérfana.

Forbes, joven promesa del SNP y de baja por maternidad, tendría dificultad por «ser parte de una iglesia cristiana, opuesta al matrimonio gay y al aborto, algo difícil para un movimiento progresista», agregó Riddoch.

La figura de Robertson es más conocida dentro del partido y es fiel a Sturgeon, ya que «es un hombre ambicioso, y probablemente se haya comenzado a posicionar ya», puntualizó la analista.

Los nacionalistas se encuentran en «un momento de reto en el camino para la independencia, ahora que la opción del referéndum» no es posible sin un acuerdo con Londres, señaló McEwen.

Opiniones variadas al respecto de cómo continuar la causa separatista serán debatidas en una conferencia especial que se celebrará en Escocia el 19 de marzo, si bien muchos políticos piden que sea aplazada hasta que el nuevo líder sea elegido. Mientras, la ejecutiva del partido se reúne hoy para fijar el calendario y el proceso de selección del nuevo líder, que deberá recoger el difícil testigo de Sturgeon.