Montiel fue un pequeño rincón de Europa en 1369, escenario de un acontecimiento decisivo que cambió la historia del Reino de Castilla, pero que también afectó a los restantes reinos peninsulares. Además, fue una casilla momentáneamente clave en el gran ajedrez europeo que era entonces la Guerra de los Cien Años.
El arqueólogo e historiador Jesús Molero observa que la excavación en el entorno del castillo de Montiel está ayudando a comprender mejor la batalla que se desarrolló a sus pies en marzo de 1369, en la que las tropas de Enrique de Trastámara vencieron a las de su hermanastro Pedro I. La derrota resultó fatal para el monarca al que algunos motejaban como 'El Cruel' y otros cómo 'El Justiciero', puesto que en primer lugar quedó sitiado en la fortaleza y unos días después murió a manos de su hermano en una celada tendida por el caballero francés Bertrand Du Guesclin cuando intentaba escapar.
Molero, que hace unos días intervino en el ciclo de conferencias organizado por la Asociación de Amigos del Museo de Ciudad Real, recordó que la guerra civil entre Pedro I y su hermanastro y sucesor, Enrique II, «fue una disputa dinástica en la que el pueblo no tenía nada que ver», salvo sufrir el paso de los ejércitos por las diferentes poblaciones, ya que su práctica era «vivir sobre el terreno, llevarse el ganado y las cosechas», y en especial en lo que se refiere a las denominadas Compañías Blancas, tropas mercenarias francesas, mandadas por Du Guesclin, al servicio del Trastámara, que «practicaban una táctica de tierra quemada».
Del paso de estas tropas extranjeras por el campo de batalla se han hallado algunos vestigios, como algunos adornos y en especial un aplique que se usaba en las armaduras «con forma de cuatro flores de lis contrapuestas», un elemento característico de la dinastía gala y que podía llevar perfectamente el jefe de las Compañías Blancas, puesto que era el condestable de Francia.
En este sentido, el arqueólogo aclara que la guerra civil entre los hijos de Alfonso XI, «fue parte de la Guerra de los Cien Años», que enfrentó a Inglaterra y Francia y tuvo un carácter internacional.
De hecho, aunque la disputa entre Pedro I y Enrique II se desarrolló fundamentalmente en el reino de Castilla, afectó también a Aragón y entre los combatientes hubo también mercenarios ingleses, que durante un tiempo apoyaron a Pedro, pero también participaron soldados italianos así como tropas de Portugal y de Aragón, cuyos monarcas estaban muy interesados en el desarrollo del conflicto.
Las excavaciones en torno al castillo de La Estrella, han permitido recuperar restos de armas y equipos de aquella batalla y hasta localizar el lugar en el que Enrique II situó su campamento durante el cerco. Con ello se ha roto la opinión que existía entre historiadores de que en el lugar no quedaban vestigios de aquel célebre combate en el que según las fuentes participaron unos 3.000 caballeros.
Molero reconoció que los motivos que llevaron a Pedro hasta Montiel «fueron casuales, no es que fuera una fortaleza inexpugnable, que lo era; sino que estaba de paso camino de Alcaraz», que entonces era una villa importante, con el propósito de «acumular tropas para forzar el sitio de Toledo», que en ese momento sostenía Enrique de Trastámara. Su rival recibió la noticia de este desplazamiento a través de sus espías de Villa Real (hoy Ciudad Real), lo que le permitió mover a su ejército y sorprender al monarca en Montiel.
Otro importante vestigio de aquella época es la tumba de un caballero hallada en la antigua iglesia, que apareció cuando «estábamos buscando el lugar donde estuvo enterrado Pedro I durante unos años», este enterramiento no se ha localizado, pero sí el de un importante caballero que fue parte de su historia.