Era el único de los ocho acusados que ha mantenido su inocencia desde que se destapara la estafa, un timo del nazareno, hace 24 años. Y, era el único trabajador de la sociedad delictiva Eurocárnicas Villarta que se ha sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Ciudad Real. Este martes el fiscal del caso ha retirado la acusación contra Carlos N. No estuvo dado de alta en la empresa, era autónomo y trabajaba a comisión. Sólo cerró tres ventas a través de la sociedad Eurocárnicas, un pedido de vinos que llevó a Benidorm, otro de agua y un tercero de pollos y pavos para Murcia. Poco después dejó el trabajo al ver que no entraba mercancía. Era un mero trabajador, un comercial que nada sabía de la trama urdida para cometer un timo del nazareno en el que cayó una veintena de empresas, estimándose la cantidad estafada en más de 380.000 euros. El fiscal ha dicho que no ha quedado acreditado que formara parte del entramado delictivo y, por ello, ha retirado los cargos.

El lunes, cinco de los encausados admitieron el delito y pactaron penas de entre 10 y 11 meses de cárcel y multa. Solo Carlos N. prefirió ir a juicio porque mantenía su inocencia. Hoy ha respirado tras el pronunciamiento del fiscal. De este modo se cierra la causa abierta hace 24 años. Pasó por instrucción, llegó a la Audiencia Nacional que la devolvió al Juzgado de Manzanares por no ser de su competencia. Ha habido cambio de jueces, se ha ido dilatando, hasta llegar a la Audiencia de Ciudad Real.

El timo del nazareno consistía en adquirir a través de Eurocárnicas mercancías y servicios de proveedores repartidos por todo el territorio español, ofreciendo como medio de pago pagarés o giros bancarios con fecha de vencimiento posterior sin el propósito de hacer frente a los pagos. En ocasiones se trataba de proveedores cuya confianza se habían ganado los acusados mediante la realización y pago de pedidos. Les hacían creer que los demás serían igualmente abonados. En otros casos, los pagarés fueron garantizados por una de las tres empresas que les daba cobertura, una falsa entidad de crédito, cuyos miembros mantenían una estrecha vinculación con los de Eurocárnicas. El fin, asegura el fiscal, "era engañar" a las víctimas respecto de la solvencia y normalidad de la citada empresa. Los acusados consiguieron la emisión de informes favorables de una compañía estadounidense dedicada al suministro de información comercial, riesgo y financiera.