Los conejos dañan más de 6.500 hectáreas de cultivos

Ana Pobes
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Los agricultores reciben 574.406 euros en indemnizaciones por estos daños en un lustro, pero la plaga continúa en zonas como La Mancha. Las viñas y los cereales, entre los más afectados

Los conejos dañan más de 6.500 hectáreas de cultivos - Foto: Fotos Rueda Villaverde

La proliferación de conejos en el campo está acabando con la paciencia de los agricultores. Un mal endémico de la provincia que no es nuevo, pero sí preocupante para el sector, que ve cómo este mamífero arrasa con las mayoría de las parcelas cultivadas. Ante esta situación, Agroseguro, entidad que se encarga de la gestión de los seguros agrarios, ha pagado indemnizaciones por daños en 6.517 hectáreas en los  últimos cinco años, desde 2017 a 2021,  y que ha supuesto un coste de 574.406 euros. Y eso, teniendo en cuenta que muchos agricultores no dan ya parte en la mayoría de los casos porque las cantidades recibidas son cada vez menores y se decantan por no llamar a nadie. «El seguro no es obligatorio y dejé de hacerlo, pues me costaba más la póliza que lo que me pagaban por los daños», lamenta Abel Alcolea, agricultor de Pedro Muñoz afectado por la plaga de conejos. Y es que, La Mancha es una de las zonas más perjudicadas de la provincia por la presencia del conejo, siendo la viñas y los cereales los cultivos más afectados, según la información aportada por Agroseguro. Plantaciones que se llevan las mayores indemnizaciones en este último lustro. Así por ejemplo, las uvas, tanto blancas como tintas, acaparan la mayor ayuda recibida en este tiempo con más de 400.000 euros.    

 La superpoblación de esta especie ya ha hecho que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha haya declarado este año emergencia cinegética en casi 280 pueblos de la región, de los que 26 corresponden a la provincia de Ciudad Real. Se trata de Alcázar de San Juan, Alhambra, Almagro, Arenales de San Gregorio, Arenas de San Juan, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana, Carrión de Calatrava, Ciudad Real, Daimiel, Fernán Caballero, Herencia, La Solana, Las Labores, Llanos del Caudillo, Manzanares, Membrilla, Pedro Muñoz, Pozuelo de Calatrava, Puerto Lápice, Socuéllamos, Tomelloso, Torralba de Calatrava, Valdepeñas, Villarrubia de los Ojos y Villarta de San Juan.

Abel Alcolea, quien es también el presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Pedro Muñoz, insiste en que esta situación no solo se da en la región y en la provincia, sino que también es un problema a nivel nacional y  que lleva a la desesperación a los agricultores. «Hay una población por encima de lo normal, y hay que controlarla. Los daños son incontables, pues esos animales tienen que comer y devoran todo lo que pillan», explica. 

En declaraciones a La Tribuna,  Alcolea señala que nada tiene que ver este conejo con el que hace unos años había en Castilla-La Mancha. Antes, argumenta, «no se veía tan habitualmente y una coneja podía llegar a tener, como mucho, tres crías». Ahora, continúa, son el doble de grandes, más dañinos y crían hasta diez conejos, por lo que «se reproduce muy rápidamente, y una coneja tiene tres veces más». Todo ello, está provocando importantes daños en el campo y que «en la mayoría de los casos no llega a cubrir el seguro», lamenta.   

Una situación por la que se lleva luchando ya desde hace unos veinte años. Y es que, aparecen al lado de los ríos, de las carreteras y de las plataformas ferroviarias, todas ellas zonas «incontrolables», ya que, según explica Alcolea, no se puede cazar en ellas al no ser que sea por gente contratada por los titulares. Se trata de lugares en los que no puede actuar ningún coto de caza, por lo que «son zonas superpobladas», argumenta el dirigente de Asaja. 

Por todo ello, no es de extrañar que agricultores y organizaciones agrarias exijan a la administración utilizar más métodos para combatir la superpoblación de conejos, pues «a pesar de que los cotos de caza no paran de capturar conejos, cada vez hay más». En este sentido, Alcolea señala que la declaración de emergencia cinegética «no sirve para nada», argumentando que «un papel no acaba con la superpoblación», por lo que aboga por otros métodos de lucha, como la caza silenciosa, con el que se podría capturar por la noche, momento en el que estos animales no están escondidos, así como poder cazar en esas zonas inaccesibles como ríos, carreteras y plataformas ferroviarias, y la lucha química, sistema, recuerda, con el que cuenta Castilla y León.