Inteligencia artificial para hablar con bebés

H. M. L.
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Ana Laguna es una científica de datos que está desarrollando un sistema de análisis del sonido para conocer tan solo por el llanto qué necesidades tiene un niño de entre uno y seis meses

Inteligencia artificial para hablar con bebés

Hay una pregunta que todos los primerizos se hacen cuando nace un bebé: cómo me comunico con él. Esta misma cuestión se la hizo hace dos años la ciudadrealeña Ana Laguna, cuando iba a nacer Yago.  Acostumbrada a trabajar con lenguajes e inteligencia artificial decidió indagar en el mercado a la búsqueda de algún método para comunicarse con su hijo y ante la falta de buenas ideas optó por iniciar ella misma un algoritmo de inteligencia artificial para saber por qué lloraba su hijo. Una propuesta que se quedó olvidada en un cajón durante mucho tiempo hasta que el otoño pasado un amigo suyo la convenció para sacarla y se ha convertido en estas últimas semanas en una sensación dentro de los medios especializados y menos especializados. 

La idea no tiene nombre y Laguna explica que nunca había visto el capítulo de los Simpson en que el hermano de Homer Simpson se hace rico precisamente inventando un traductor para bebés. «Lo vi a raíz de todo esto». En su caso, además de la pregunta, todo surge de conceptos claves como las investigaciones que se realizan para «interpretar el sonido de las ballenas» o las aplicaciones que ya existen para determinar aves por su canto. También por los estudios que hizo Jane Goodall sobre chimpancés. «¿Por qué no aplicar esto al mundo de la inteligencia artificial?», indica Laguna que estudió traducción e interpretación, tiene un máster por la Sorbona de París en Inteligencia Artificial y que en sus inicios laborales se dedicó a la traducción automática.

«No hay una app creada sino un algoritmo para el que necesito muchos más datos de cara a que sea robusto», señala esta ciudadrealeña nacida en Santa Cruz de Mudela hace 31 años, antes de empezar la explicación sobre su descubrimiento. «Estando embarazada pensaba que cuando naciera el bebé cómo lo iba a entender y pensé que seguro que alguien se ha planteado esta pregunta». Su búsqueda le condujo a una app China, «que estaba mal evaluada y con malos comentarios» pero que además no serviría en español debido a la prosodia, la entonación entre otros elementos. «Un bebé que está en el útero escucha desde la semana 25» y el sonido que le envuelve a su alrededor no tiene nada que ver con el español. «Los llantos son diferentes por tema de idioma y cultura», argumentó Laguna. 

Con este bagaje, cuando nació Yago decidió grabarlo a partir del primer mes, cuando ya conocía por qué se producía cada uno de sus llantos. En total realizó 65 grabaciones, cinco por semana hasta el quinto mes. En ese momento paró debido a que sus lloros cambiaron de frecuencia. La idea es crear una inteligencia dirigida a los recién nacidos que lloran porque «tienen hambre, sueño o dolor», a partir del sexto mes, quizás un poco antes, surgen otros sentimientos, como el miedo por ejemplo o la sensación de separación de la madre. Para evitar esa interferencia cesó en ese momento la grabación de audios. «De cero a seis meses aproximadamente llora porque quiere algo», explicó.

Con esos pocos datos, esta ciudadrealeña que trabaja en BBVA Data & Analytics , pudo lograr una conclusión sorprendente como que «hay patrones en la señal». «Se ven claramente, visibles para el ojo humano», indica Laguna, quien para el desarrollo de la inteligencia artificial realiza un algoritmo para mostrar tridimensionalmente la señal de audio en la que se pueden ver estas diferencias en función de las necesidades. 

Laguna recuerda que antes de realizar un «Shazam para bebés» tiene que romper el condicionante de que los datos están sesgados a Yago, por lo que necesita conocer si «otro llanto» seguiría esos patrones. «Esto es una red neuronal pero artificial y se está construyendo», señala. A modo de ejemplo, recuerda que los colores se aprenden a base de decir «esto es rojo, azul o verde» pues en una inteligencia artificial «esto es exactamente lo mismo». 

Por lo tanto, antes de continuar con este trabajo, Laguna necesita darle más información a esa inteligencia creada y para lograrlo tiene dos vías actualmente. Por una parte se encuentra su próximo bebé, que nacerá en apenas dos meses. «Ahora que soy más experta grabaré un montón más de audios, la rutina diaria si sale llorón», argumenta. El segundo es una ONG dedicada a la recopilación de datos para proyectos sociales, llamada sogooddata.org. En ella las personas pueden rellenar un cuestionario y hacerle llegar los llantos de sus bebés con el motivo. «Recibo unos diez llantos de bebé cada día», comenta.