Cientos de personas se han congregado este Jueves Santo en las calles, plazas y pasajes señeros para ver los pasos de la Pasionaria de Santiago después de tres años de forzada ausencia, uno por la lluvia y dos por la pandemia. Ciudad Real ha vuelto a celebrar uno de los días más señalados en el calendario eclesiástico con las hermandades de la Santa Cena, Pilatos, Loginos y la Dolorosa de Santiago en la calle y gentio en aceras y balcones.

El guardapasos en la calle Quevedo ha sido punto de encuentro de muchas personas que no han querido perderse la salida de estas representativas hermandades, salvo la de la Santa Cena y María Santísima del Dulce Nombre que lo hacen desde el Rectorado. Todas han convergido en la Plaza de Santiago y todas han presentado sus respetos a las Hermanas de la Cruz, más conocidas como las hermanitas de los pobres, encarando los pasos en señal de saludo. Han sido de los momentos más emotivos de la procesión de este Jueves Santo. 

Cuando el impresionante paso de la Santa Cena, obra de Faustino Sánz Herranz, avanzaba por el corazón del barrio del Perchel, la Virgen del Dulce Nombre se reencontraba con las hermanitas de los pobres a los acordes de la marcha Mater Mea interpretada por la Banda de Música de Pozo Blanco. La Santa Cena es grupo escultórico más grande y monumental de la Semana Santa de Ciudad Real, con un peso de nueve toneladas. La figuras están talladas en madera y son de una belleza extraordinaria.

Pilatos vuelve por sus fueros. Tras el paso de la Santa Cena, hacía su entrada en la Plaza de Santiago la Hermandad del Ecce Homo más conocida como Pilatos. Dos filas de cofrades ataviados con la túnica beige y greca color eminencia, portando velas, anunciaban la llegada del paso del Niño Jesús sobre un monte de claveles blancos y rojos formando en el centro la cruz de Santiago, portado por su cuadrilla de jóvenes costaleros. Cuando marchaba, minutos antes de las ocho de la tarde llegaba a la plaza el imponente paso de Pilatos de Castillo Lastrucci, cuyas imágenes de Jesús, Pilato y el soldado romano son obra de Antonio Illanes. 

Imagen del peregrinar de la Dolorosa de Santiago este Jueves Santo - Foto: Rueda VillaverdePilatos en su magnífico trono adornado con centros de rosas rojas en el frontal y laterales, sobre sus costaleros, emocionó a las monjas y a cuantos aguardaban su llegada con su característico paso al ritmo marcado por el tambor. A lo largo del recorrido ha arrancado aplausos y vivas. 

Uno de los momentos más esperados ha sido el saludo a la Virgen del Prado, patrona de Ciudad Real. A las diez menos cuarto de la noche se ha parado frente al Camarín, se ha acercado a paso muy lento, se ha inclinado a modo de saludo a Santa María del Prado y después ha iniciado marcha atrás su caminar por el Paseo del Prado para no dar la espalda a la Virgen. Recorridos unos quince metros a paso muy lento, ha llegado el momento que todos estaban esperando: el monumental trono de Pilatos ha girado sobre sí mismo 180 grados, con una maniobra enérgica,  y ha enfilado hacia la Plaza Mayor a paso pilatero en medio de una gran ovación a los costaleros.

Loginos, conmueve. Pilatos levanta pasiones y el paso del Cristo de la Caridad, Longinos, conmueve. Sus costaleros también han acercado el paso a las hermanitas de la Cruz a modo de saludo y reconocimiento por la labor que realizan en la ciudad, mientras la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva interpretaba Blowin'in the wind y la luna hacia su presencia para iluminar la noche del Jueves Santo. El paso representa el momento en que Loginos clava la lanza a Cristo, cuya impresionante imagen es obra de Claudio Rius Garrich. Los costeleros confieren un marcado carácter penitencial al paso de Longinos. 

Jueves Santo glorioso con la Pasionaria de Santiago - Foto: Rueda VillaverdeAromas de incienso y jamiz. La Dolorosa de Santiago, una de las imágenes más bellas de la Semana Santa de Ciudad Real, ha hecho su entrada en la plaza en medio de un silencio sepulcral y envuelta en aromas de incienso y jazmín. El magnífico paso de palio profusamente adornado con rosas blancas,  Anthurium, orquidias, helechos, ha causado un hondo sentimiento entre la gente que se ha agolpado para ver a la Reina del Perchel. 

La Virgen en su magnífico paso de palio vestía saya blanca y el espectacular manto de los dragones de terciopelo azul bordado en oro. A lo largo de su peregrinar apoyada en sus costaleros ha estado acompañada de sus hermanos y hermanas, muchas de ellas ataviadas con la tradicional mantilla. Han escoltado a la Dolorosa de Santiago Antonio Cabrera Cortés, que se ha estrenado como hermano mayor, y el teniente coronel de la Base de Almagro y comandante militar de Ciudad Real, Santiago Rubio Bolivar. La presidencia religiosa la han ostentado los sacerdotes Rafael Melgar y Antonio Ruiz de la iglesia parroquial de Santiago.

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