"Hay que abordar la promoción entre los nuevos consumidores"

A. Criado
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El presidente de la Diputación de Ciudad Real afirma que el pabellón ferial "va a suponer una exhibición de lo que es la superación de las debilidades que tenía Fenavin"

José Manuel Caballero, presidente de la Diputación de Ciudad Real - Foto: Tomás Fernández de Moya

¿Con qué expectativas regresa Fenavin tras el parón obligado por la pandemia?

Con mucha ilusión, optimismo y esperanza de que también en el ámbito ferial se recupere la normalidad absoluta y tengamos una feria lo más parecida posible a la de 2019, siendo conscientes de que hay un estado de excepcionalidad, con países que siguen teniendo la amenaza COVID muy latente y eso nos afecta, al igual que la invasión ucraniana. Tenemos 45 compradores menos, de los que 12 eran de Ucrania y 13 de Rusia. Además, el mercado asiático, especialmente China, está muy cerrado aún por la pandemia, por lo que no tendremos presencia de compradores. Todas estas bajas se están supliendo con nuevos mercados en África, Iberoamérica y Europa, especialmente Escandinavia, donde hemos entrado con mucha fuerza.

Cerca de 1.900 bodegas y cooperativas y más de 18.000 compradores. Estas cifras, a pesar de los condicionantes señalados, auguran una buena edición.

En principio sí. Tenemos la percepción de que el vino español está de moda. Tuvo un regreso al consumo muy importante en 2021, a pesar de que no fue un año normal por las restricciones de pandemia, y los primeros meses de 2022 están siendo muy buenos en cuanto a la demanda internacional. Por otro lado, hay un repunte del consumo interno, se está reactivando también. No existe euforia, pero sí alegría en el sector.

¿Qué mercados interesantes le quedan aún por conquistar al vino español?

El mundo es muy grande y quedan mercados por conquistar, pero lo importante es afianzar los que ya tenemos consolidados, no perder ningún espacio de los que nos hemos abierto en este tiempo. Es importante volver a recuperar el protagonismo en el mercado asiático. La movilidad de las personas está restringida en cierta medida, pero no las mercancías, de manera que se sigue enviando vino. En definitiva, hay que consolidar los mercados más maduros y abrir nuevos, sabiendo que son más difíciles porque son países con menos consumo o vinculado a otros hemisferios. Lo que sí es fundamental es mejorar en valor, porque volumen ya exportamos mucho.

El consumo interno es la asignatura pendiente.

Sí, porque somos uno de los principales países productores del mundo junto a Francia e Italia, pero ocupamos el puesto 17 o 18 en cuanto a consumo. Hay países que no tienen una cultura vitivinícola como la de España y nos superan en consumo. El vino tiene en España la consideración de alimento, pero lo cierto es que existe una necesidad de abrirse al consumo entre el sector juvenil adulto y el sector femenino. Esa es la tarea y la estrategia que tiene todo el sector, no solo una bodega determinada o un territorio vinícola. El conjunto del sector en España tiene que abordar la promoción del vino entre los nuevos consumidores, como han hecho otros productos que también tienen una aportación de alcohol. Es verdad que han concentrado marca y han generado demanda. El problema que tiene el sector del vino, en este sentido, es que está muy atomizado en cuanto a marcas se refiere.

Por la Diputación de Ciudad Real no va a quedar. ¿Cómo valora el desarrollo del programa 'La Cultura del Vino'?

Tenemos que ser muy prácticos en este sentido, realizar una aproximación desde lo cultural al mundo del vino, para conseguir que un producto que nos es propio, que tiene que ver con nuestros orígenes, que está vinculado a nuestro sector socioeconómico y que impregna la vida diaria de localidades y de cientos de personas y familias no sea luego en su consumo un producto ajeno. El trabajo de crear una cultura en torno al vino es imprescindible y nosotros en Ciudad Real lo tenemos como obligación, porque somos la primera provincia productora de vino de España y somos también de las que estamos por debajo de la media en consumo.

La esencia de Fenavin es el negocio. ¿Qué novedades se han introducido en esta edición para favorecer la interacción entre vendedores y compradores?

Continuamos perfilando y mejorando herramientas reconocidas, como es el 'Buscador de negocio', que cada vez funciona mejor y se utiliza más por parte de los compradores; la galería del vino, un espacio donde poder catar, de forma cómoda, accesible y sin presión, en torno a 1.500 referencias de vino; y el 'Contacte con'. Este año, además, hemos puesto en marcha la herramienta 'Face to face', un espacio físico dentro del centro de negocio que pueden reservar las bodegas para mantener reuniones de hasta media hora de duración y hacer que pasen por allí un buen número de compradores y viceversa.

La galería del vino es un buen termómetro. ¿Hacia dónde camina el sector del vino?

Hacia los vinos ecológicos y sostenibles. Ya hubo muchos en 2019 y en esta edición representan alrededor del 30% de las referencias. Cada vez es mayor la demanda que existe de este tipo de vino, los denominados sostenibles o bioclimáticos. Ese mundo está entrando con mucha fuerza en el sector del vino y es una exigencia ya de muchos consumidores con otros productos. Castilla-La Mancha tiene ahí una ventaja, porque cuenta ya con muchas hectáreas en ecológico. Esto se va a imponer de aquí a un tiempo.

¿Cómo valora el apoyo del Gobierno de España? ¿Es el comienzo de una colaboración más estrecha?

Muy positivamente. Hemos dado un salto del año 2019, en el que tuvo presencia con el ministro y se expresó el compromiso de apoyar institucionalmente Fenavin, cosa que no había existido en ediciones anteriores, a este 2022, en el que ha realizado una aportación económica que no es para la feria en sí, sino en materia de promoción, en la estrategia de situar a la marca Fenavin dentro de la campaña Alimentos de España y con la imagen de 'El país más rico del mundo'. Para el año que viene queremos consolidar un mayor impulso aún, con algún evento en el exterior, en los países donde tiene presencia la campaña Alimentos de España.

¿Qué va a suponer para la feria la protección legislativa anunciada por el presidente regional?

Tiene un carácter simbólico, pero es muy importante. Es un apoyo institucional definitivo que obliga a este Gobierno y a los que puedan venir en el futuro, salvo que haya otro cambio legislativo, a apoyar Fenavin desde el punto de vista económico e institucional, y que se tenga en cuenta como referencia de la estrategia de la comercialización de los vinos de Castilla-La Mancha en el mundo. Hay que recordar que tuvimos el paréntesis de los cuatro años de Cospedal en los que no sólo no se apoyó la feria de ninguna manera, sino que ni siquiera puso estand el Gobierno de Castilla-La Mancha. Algo imposible de entender. Que Fenavin aparezca en la Ley de la Viña y el Vino refuerza y abre la posibilidad de que este proyecto se desarrolle y amplíe no sólo en un espacio ferial, sino en una estrategia de promoción exterior.

En 2023 se celebrará una nueva edición de Fenavin. ¿Hay margen para hacer negocio dos años consecutivos?

Creemos que sí y vamos a intentarlo con todas nuestras fuerzas. No es la estrategia convertir en anual lo que es bienal, es no perder una edición dentro de este ciclo de cuatro años. Además, en 2023 estrenaremos una nueva infraestructura, que va a suponer una exhibición de lo que es la superación de las debilidades que tenía Fenavin en el pasado. La feria tiene tres elementos fundamentales: los compradores, a los que mimamos, porque siempre ha sido la estrategia de Fenavin frente a otras ferias; los vendedores, que están muy relacionados con el origen del producto vinícola (la mitad de las bodegas son de Castilla-La Mancha y el resto de otros puntos de España, por lo que nos consolidamos como feria del vino español en el mundo); y la infraestructura ferial. En este último punto hemos avanzado mucho. No sé si se valorará lo suficiente en esta edición porque las cosas se suelen echar de menos cuando no se tienen y se ponen en valor las dificultades y los problemas y no tanto las soluciones. Lo cierto es que esta edición se va a desarrollar en unas instalaciones de primer nivel, de calidad y con tecnología del siglo XXI, en un espacio ferial moderno, dinámico y accesible. Y la feria del año que viene, si todo va como lo tenemos planteado, será aún mejor, con prácticamente 30.000 metros cuadrados de superficie expositiva, todo en pabellones permanentes.

En los últimos días, ha expresado su deseo de que Fenavin tenga identidad propia más allá de la Diputación. ¿Qué ideas se están barajando?

Ya lo planteamos en la legislatura anterior, porque soy consciente de las dificultades que entraña que la Diputación gestione directamente Fenavin, como si fuera un servicio o un departamento de la propia institución. Debe ser una aspiración de la sociedad en su conjunto, de los que apoyamos Fenavin, que somos todos con independencia del color político, que la feria adquiera una fórmula de gestión que sea acorde y al mismo nivel que la del resto de ferias de interés en España e incluso de Europa, para que podamos estar en el mismo nivel y competir en igualdad de condiciones. En la medida en la que la infraestructura ferial abarata costes respecto a la ejecución de la feria, es el momento de plantearse, manteniendo la Diputación el liderazgo y la aportación económica mayoritaria, la creación de una figura de gestión en la que pueda estar la comunidad autónoma, ojalá el Gobierno de España, la Cámara de Comercio, las organizaciones profesionales agrarias, las cooperativas...

¿Hablamos de una fundación o patronato?

Hay que buscar la fórmula. Puede ser una empresa mixta, una empresa de mayoría de capital público, pero con presencia privada, un consorcio... Recuerdo que al inicio de la legislatura encargué a los servicios jurídicos de la casa que buscaran una fórmula para planteársela al resto de administraciones, pero llegó la pandemia y se paralizó todo porque las urgencias fueron otras. Si la normalidad sanitaria se impone, hay que empezar a pensar en esa formulación a partir de 2023 para darle a Fenavin agilidad y dinamismo y no la dependencia tan rígida que tiene por la gestión directa de la Diputación.

Lo que imagino que será innegociable es el carácter profesional y su periodicidad.

Sin duda. Fenavin tiene que seguir manteniéndose como una feria profesional que interese y le sirva al sector, que genere negocio y permita multiplicar las ventas del vino de la provincia, de Castilla-La Mancha y de España en el exterior. No puede ser una operación de imagen o de marketing. Si perdemos esa esencia profesional de Fenavin, empezaremos a perder el futuro de esta feria.