Un Nobel que se 'cuela' en una novela

Carmen Naranjo (EFE)
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El escritor luso José Luis Peixoto recluta a José Saramago en su última obra, 'Autobiografía', donde él y su viuda, Pilar del Río, son dos personajes más de una trama muy atractiva

Peixoto tuvo que parar durante el confinamiento la redacción de su libro y se dedicó a escribir poemas

José Saramago se convierte en personaje en la última novela de uno de los autores más destacados de las letras portuguesas actuales, José Luis Peixoto, que cree que el Premio Nobel de Literatura de 1998 habría puesto en evidencia las desigualdades que la pandemia del coronavirus ha acentuado en el mundo.

Autobiografía, que acaba de ser publicada en español (Literatura Random House), es un «juego de espejos» en el que se funden realidad y ficción para contar la historia de un joven escritor, que puede ser el propio Peixoto, que en los 90 se cruza en Lisboa con el maestro.

La primera novela de Peixoto (Galveias, 1974), Nadie nos mira, fue galardonada con el Premio José Saramago en 2001 y desde entonces sus obras han sido traducidas a más de 20 idiomas. Su relación con el Premio Nobel de Literatura luso, de cuya muerte se han cumplido ahora 10 años, ha influido mucho en su escritura, indica.

«Se hizo parte de mi vida, tanto desde el punto de vista literario como humano», recuerda el escritor en una entrevista.

Y cree que Saramago, ante la crisis provocada en el mundo por la pandemia del coronavirus, habría destacado la dimensión humana y la forma en la que las personas son capaces de afrontar una situación como la actual pero, sobre todo, habría incidido en las grandes desigualdades que se han puesto en evidencia en estos tiempos.

Porque, recuerda, el Nobel creía que se podrían borrar diferencias y desigualdades: «La forma cínica y generalizada en la que se abordan esas diferencias hoy en día es desde hace poco tiempo. No hace muchas décadas, la gente creía que se podría terminar con ellas».

Peixoto reconoce los riesgos que asumió al convertir a Saramago en un personaje de su obra: «Era muy difícil y me produjo ansiedad pues hay muchos lectores de Saramago en el mundo que tienen una relación muy cercana con sus libros, con su voz... Es una referencia».

El escritor recuerda que se puso en contacto con la viuda de este, Pilar del Río, para contarle su intención «antes de escribir una palabra», y sostiene que si hubiera tenido una respuesta negativa habría parado el proyecto.

«La propuesta nunca fue hacer de Saramago un superhéroe ni un ser perfecto», indica Peixoto que explica cómo Del Río, que también aparece, estuvo de acuerdo con este juego literario.

Realidad y ficción

La realidad y la ficción se mezclan en este libro en el que el autor vuelve a sus referentes autobiográficos que ya abordó en su novela Te me moriste, escrita a los pocos meses de la muerte de su padre, o en Galveias, que lleva el nombre del pueblo del Alentejo donde nació.

La novela habla de la creación literaria y recuerda también las dificultades que encontró el mismísimo José Saramago en sus inicios, unos obstáculos que Peixoto considera que acompañan siempre al proceso de la escritura.

«José Saramago conoció el sufrimiento de querer escribir, necesitar escribir y no escribir», recuerda José, el protagonista de su novela, que se enfrenta a ese sentimiento.

Para Peixoto, «la escritura es parte de un desafío interno que uno afronta siempre con inseguridad, siempre poniéndose en cuestión uno mismo».

Durante la crisis sanitaria por la pandemia, el autor portugués interrumpió la confección de la novela en la que estaba trabajando y se dedicó a la poesía, que no escribía desde hace varios años, porque, dice, resultaba más «confortable» para él en esos tiempos.

Peixoto ha reunido estos poemas que escribió durante el confinamiento en un libro y ahora ha podido retomar su novela.

Y explica que lo más difícil de la pandemia de la COVID-19 ha sido para él «cómo se ha quebrado la visión del tiempo», algo que cree que todavía se mantendrá «con una gran indefinición». 

Por otra parte, el literato luso reconoce que esta enfermedad tendrá todavía «desarrollos imprevisibles». Uno de los últimos, que Bolsonaro se haya contagiado: «Es un giro que parece de mal novelista». «La literatura necesita tiempo para conseguir una mirada general sobre las cosas. En eso se distingue del periodismo, que siempre tiene los datos suficientes porque trabaja con el presente».