Silenciar el móvil para estudiar mejor

Hilario L. Muñoz
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Un estudio de la Escuela de Informática de la UCLM demuestra que el sencillo gesto de concentrarse sin tantas notificaciones del móvil permite mejorar la capacidad de concentración de los estudiantes

Silenciar el móvil para estudiar mejor - Foto: Jonathan Tajes

Hace tiempo que la catedrática de la Escuela Superior de Informática Aurora Vizcaíno notaba que los estudiantes en el aula "cada vez retenían menos información". Se trataba de un hecho que achacaba quizás a aspectos de su vida personal hasta que comprendió que lo que estaba pasando podría tener relación con la entrada en las aulas de los móviles y los portátiles. 

Por este motivo, junto a Ignacio García-Rodríguez, José Antonio Cruz-Lemus, Félix García, Antonio Manjavacas y Manuel Ángel Serrano, ideó una serie de encuestas que analizaran de forma estadística lo que estaba pasando en las aulas. Hicieron dos encuestas en las que se preguntaba a los estudiantes cuántas interrupciones debidas a los aparatos eléctricos, notificaciones de WhatsApp o de redes sociales, tenían. "Los psicólogos dicen que recuperar el grado de atención que se tenía tras una interrupción supone unos 10 minutos", por lo tanto, si a lo largo de una hora existen 10 interrupciones casi se puede dar por perdido ese tiempo de clase o de estudio.  En el análisis participaron 75 estudiantes de segundo curso del grado en Ingeniería Informática en Ciudad Real y los resultados mostraron que en la mayoría de los casos el número de interrupciones durante una hora de estudio oscilaba entre 0 y 22, situándose la mayoría en el rango entre 6 y 11 interrupciones. Lo mismo ocurría durante una hora de clase, donde una cuarta parte de los estudiantes tenía entre 18 y 22 interrupciones. 

Ante esta situación, los profesores de la UCLM optaron por desarrollar un curso de mindfulness, en el que se planificara la gestión del tiempo. Dar a conocer la importancia que tiene al estudiar o estar en clase que se apaguen "los móviles y todos los dispositivos para estudiar", por una parte, y, por otra, el diseño de una serie de disciplinas que permitan controlar las interrupciones. "Salían del curso muy contentos", explicó Vizcaíno, quien recordó que "siguiendo esas pautas que se daban en el curso" había un mayor aprovechamiento.

Esta iniciativa implicó que hubiera cambios en las clases de la Escuela Superior de Informática, donde los estudiantes tienen los portátiles cerrados, mientras que no sean necesarios, ya que "al tenerlos encendidos, se perjudica no solo al alumno sino a todos los que están detrás". Es como cuando hay una televisión encendida en un espacio público. De hecho, cuando hay estudiantes que quieren estar con el ordenador, sin que sea necesario para la clase, para tomar apuntes, por ejemplo, se insta a que se sienten en las últimas o los laterales. Mientras, los móviles permanecen en silencio. 

Con estas acciones "se nota mejoría", lo que implica que los estudiantes retienen más. Además, Vizaíno considera que las generaciones que entran ahora "saben usar mejor los dispositivos", por ejemplo, "ya no suena ningún móvil en clase", lo que demuestra que hay un mayor control sobre las nuevas tecnologías. "Saben gestionar mejor las interrupciones", con hechos tan sencillos como silenciar los equipos. 

El estudio completo de los profesores de la Escuela de Informática se puede consultar en este enlace