Los regantes de Torre de Abraham, ante su campaña más crítica

M. Lillo
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Sólo contarán con 190.000 metros cúbicos para evitar la mortandad de leñosos

Los regantes de Torre de Abraham, ante su campaña más crítica - Foto: Tomás Fernández de Moya

La desesperación embarga a toda la zona de Torre de Abraham. Sin apenas agua para regar, esta parte de la provincia, tradicionalmente vinculada a la agricultura, se enfrenta «a la campaña más crítica y más ruinosa» que se conoce. Aunque los agricultores nunca dejan de mirar al cielo, la esperanza de que se produzcan ya precipitaciones que recarguen el embalse se ha desvanecido. En pleno junio, con el calor apretando, el agua embalsada es la que es, poca, unos 18 hectómetros de los 183 para los que tiene capacidad este embalse que, sin duda, ha vivido tiempos mejores.

Desde hace tres años la situación ha sido dura, pero en esta ocasión se torna dramática. Así lo expone María del Mar Rodríguez, presidenta de la Comunidad de Regantes de Torre de Abraham, que cuenta con unos 700 comuneros.

La dotación que le ha concedido para esta campaña la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) es de 190.000 metros cúbicos para leñosos, es decir, para evitar que se mueran las plantas: olivar, almendro y olivo. «Aquí viñedo no hay», afirma. Una excepción en el mar de viñas que tiñen de verde la mayoría de los campos de la provincia.

En el caso de la ganadería, la dotación concedida es de 50.000 metros cúbicos para abrevadero, «para que el ganado no muera». Lo que mueren, no obstante, son las perspectivas de los agricultores, dijo, que ven con desesperación la situación. «Es el regadío lo que mueve toda la zona», dice Rodríguez tras poner de manifiesto que este año será todo de secano, «dé lo que dé de producción», pero es sabido que el secano renta mucho menos que el regadío. La cosa no es igual, y los números no salen.

«Los secaderos están despidiendo gente y nosotros en la comunidad de Regantes también hemos tenido que despedir», lamenta. Ve negro el horizonte. En 2020 les concedieron ocho hectómetros cúbicos; el pasado año 13, pero en este caso no llega ni a medio hectómetro cúbico, de los 33 que tienen en concesión. «Nos asignaron esa cantidad cuando el embalse tenía 13,6 hectómetros, luego con más lluvias cogió 5, hemos solicitado algo más, pero nos han dicho que no», dijo Rodríguez que, aunque insistirá ante la CHG considera que ésta cerrada en banda. Aun así, reconoce que el «consumo humano es lo primero» y el agua es la que es. 
 

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