Ayer entró en vigor en toda España la reducción de la velocidad a 30 kilómetros por hora en todas las vías con un solo sentido en cumplimiento del nuevo Reglamento de Circulación promovido por la Dirección General de Tráfico, y en la provincia empezaron los primeros controles. De momento, informativos, como en el caso de Daimiel, municipio donde el Ayuntamiento ha señalizado los accesos a la ciudad y ha lanzado campañas divulgativas para evitar las infracciones. No cumplir con la norma puede acarrear la pérdida de dos puntos del carné de conducir y una multa que puede llegar hasta los 600 euros.

El objetivo que persigue el Gobierno nacional con esta medida es reducir la siniestralidad, además de disminuir la contaminación y el ruido dentro del casco urbano. Así lo explicó el jefe de la Policía Local de Daimiel, José Ángel Carrasco, quien, en declaraciones a La Tribuna argumentó que el riesgo de mortalidad es cinco veces menor si el vehículo circula a 30 y no a 50 kilómetros por hora. Asimismo, la frenada a 30 kilómetros por hora es de unos trece metros, y a 50 kilómetros por hora el vehículo recorre unos 26 metros aproximadamente.

A pesar de la señalización, ayer eran muchos los conductores que aún no sabían que entraba en vigor el nuevo límite de 20 kilómetros por hora en vías de plataforma única, como es el centro de la población, y de 30 por hora en el resto de vías del casco urbano. «Como en toda modificación legislativa, de momento nuestra labor tiene que ser de concienciación para comprobar que la gente es conocedora de esta nueva norma y observar si se registra una reducción de la velocidad. Si no se cumplen, más adelante se establecerán controles de velocidad», declaró Carrasco. Con ese objetivo, continuó, se han instalado señales informativas en cinco accesos a la población de cara a que «la gente conozca de primera mano la normativa aplicada a nivel nacional con el fin de que la convivencia del tráfico sea mejor entre todos los usuarios de la vía». 

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