El consejero de Agricultura de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, vino a Albacete a presidir una nueva reunión de la Mesa del Agua de Castilla-La Mancha marcada por dos importantes novedades, el Plan de Reconstrucción y Resiliencia y la publicación de los borradores de los Planes de Hidrológicos de las siete demarcaciones hidrográficas en las que se reparte el territorio de la comunidad autónoma: Tajo, Guadiana, Segura, Júcar, Guadalquivir, Duero y Ebro.

Poco antes de comenzar la reunión, remarcó que se sentía “optimista” por la “gran síntonía” entre la Junta de Comunidades y el Gobierno Central en materia de agua, y que venía a reunirse con 50 organizaciones de toda la región viendo “la botella medio llena” a la vista de los logros conseguidos a la hora de garantizar los caudales ecológicos en el Tajo a su paso por Aranjuez, aumentar la lámina de agua en Entrepeñas y Buendía, garantizar el abastecimiento de agua por la Tubería manchega, la futura puesta en marcha de la sustitución de bombeos en la Mancha Oriental o la creación de regadíos sociales en el Segura albacetense.

Sin embargo, eso no quiere decir que no queden batallas por pelear en los próximos seis meses de participación pública, o haya otras en las que la victoria parezca muy difícil. Entre las que quedan por pelear, está la reserva de 15 hectómetros cúbicos para la regularización de las explotaciones prioritarias del Alto Guadiana y entre la que se ‘caen’ de la lista está la aplicación del principio de prioridad de cuenca cedente para todas las cuencas de Castilla-La Mancha, salvo para la del Tajo, donde sí se garantiza.