Ciencia y dogma policial al servicio de la justicia

Pilar Muñoz
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La Brigada Provincial de Policía Científica festeja al patrón con una nota sobresaliente en el curso por su papel en la resolución del tiroteo del barrio del Pilar, el crimen de la Atalaya y la lucha contra el crimen organizado y narcotráfico

Agentes de la Brigada Provincial de Policía Científica de Ciudad Real en su gabinete de la Comisaría procesando pruebas recogidas en las inspecciones oculares - Foto: Fotos Rueda Villaverde

Su trabajo es determinante en juzgados y tribunales tanto a la hora de declarar a una persona culpable como inocente. Son los policías de la bata blanca, del microscopio, lupa, pinzas, reveladores químicos, reactivos, vainas, balas... Siete hombres y una mujer en la plantilla de la Brigada Provincial de Policía Científica de Ciudad Real que celebran la festividad de los patronos, los Ángeles Custodios, con una nota sobresaliente en el curso.

Ciudad Real es una provincia relativamente tranquila, pero no escapa a casos de violencia extrema, aunque por fortuna son los menos. No está exenta de atracos, crímenes, violaciones, narcotráfico, incendios con intencionalidad homicida... Todos estos casos son investigados por la Científica, ciencia y dogma policial al servicio de la justicia. No hay caso fácil ni que se le resista a los policías de esta Brigada Provincial, expertos en lofoscopia, identificación de huellas. «Es la parte de la criminalística, con categoría de ciencia, que se encarga del análisis de las huellas dejadas por las crestas que aparecen en la epidermis», explica a La Tribuna Tasio López, jefe accidental de la Brigada Provincial de Policía Científica de Ciudad Real, tras remarcar que los informes de huella son claves para identificar al autor de un hecho delictivo.

También son expertos en balística operativa, documentoscopia e incendios, entre otras especialidades. El estudio de huellas y las inspecciones oculares ocupan el día a día de los policías de la Científica. No hay dos huellas iguales ni parecidas las escenas de un crimen. Todos los casos entrañan dificultad, aunque evidentemente algunos son más complejos y laboriosos de resolver. En Ciudad Real los delitos más frecuentes son los robos en viviendas o establecimientos, sobre todo, en festivos o vacaciones.

Uno de los policías experto en balística operativa examina una de las balas de un arma intervenida.Uno de los policías experto en balística operativa examina una de las balas de un arma intervenida. - Foto: Rueda Villaverde«Los amigos de lo ajeno suelen buscar viviendas donde hay poca frecuencia de paso, dos pisos por rellano o en plantas superiores para evitar encontrarse con algún vecino. Siempre perpetran el robo en horarios de media mañana, aprovechando que la gente va a por el pan y cierra de golpe la puerta porque va a tardar cinco minutos». Una vez dentro, «van a los dormitorios y al salón, que es donde se guardan los efectos de más valor», dice el inspector tras insistir en la importancia de echar siempre la llave.

En cuanto a los métodos de entrada a una vivienda, explica que tratan de arrancar el escudo de la cerradura y una vez que queda el bombín al descubierto con una llave inglesa de báscula de un lado a otro hasta conseguir la fractura y con un destornillador o herramienta similar accionar y liberar el bloqueo para entrar. Otro método es introducir un tornillo para acceder a todos los elementos, bombín, pasador y demás, y mediante la técnica del sacacorchos extraerlo, quedando suelto el mecanismo y accediendo a la casa en unos minutos.

Las muescas que dejan en el bombín y otros elementos recogidos en las inspecciones oculares llevan hasta el autor. «Cada herramienta deja unas marcas características y a través del microscopio se puede determinar si es la utilizada en el robo». Se les pilla al poder relacionar el hecho.

Ciencia y dogma policial al servicio de la justiciaCiencia y dogma policial al servicio de la justicia - Foto: Rueda VillaverdeFijar la escena. «Todo deja un rastro» y los sabuesos de la Científica lo siguen hasta «poner nombre y apellido» al autor. Las inspecciones oculares no sólo se circunscriben a los robos, también se realizan para esclarecer una violación, un crimen, un suicidio o un incendio. Recuerda el caso de una mujer que ha sido condenada a 19 años de cárcel por intentar quemar vivos a su pareja e hijas. El jefe de la Científica asegura que fue un trabajo complicado. «Se hizo una inspección minuciosa y se pudo determinar la intencionalidad del hecho».

Del mismo modo, se investigan los casos de suicidios para determinar que no ha habido participación de terceras personas. Se analiza la forma de la caída, distancia... En todos los casos lo primero que se hace en la inspección ocular es «fijar la escena, toma de fotografías y vídeo, recoger huellas, examinar todo al detalle y prestar una primera asistencia al forense en el caso de un crimen. Se examina el cuerpo, se ven las lesiones que presenta, se protegen todos los vestigios que pudiera tener la víctima». Tras el levantamiento del cadáver, la Científica empieza a procesar la escena, la búsqueda de vestigios biológicos, lofoscópicos, cualquier prueba para el esclarecimiento del hecho. Ven donde otros no olfatean.

No es lo mismo procesar una escena en un lugar cerrado, como una vivienda que en medio del campo, donde las inclemencias del tiempo pueden destruir pruebas. Por ello, hay que trabajar de forma más rápida sin dejar de ser minuciosos para evitar la pérdida de cualquier vestigio que pueda arrojar luz al esclarecimiento del hecho.

Un subinspector junto a otra compañera de la Científica estudia huellas en el ordenador recogidas en la escena de un registro contra el narcotráficoUn subinspector junto a otra compañera de la Científica estudia huellas en el ordenador recogidas en la escena de un registro contra el narcotráfico - Foto: Fotos Rueda Villaverde «Todos dejan algo en el escenario del crimen y todos se llevan algo. Hay que recoger los vestigios que ha podido transferir el autor, tratar de localizarlos para demostrar que estuvo allí y que es el autor». Incluso en casos en los que se inculpan hay que demostrarlo, como en el asesinato del ferretero de Miguelturra. Para el inspector López, ha sido «el más dantesco y atroz» en los cuatro años que lleva en la Científica.

Otro asunto complejo y laborioso ha sido el tiroteo con un muerto en la barriada del Pilar en mayo de 2021. Está pendiente de enjuiciar y «sólo puedo decir que ha sido de los casos más complicados de investigar a nivel balístico y de investigación», asegura el inspector experto en balística operativa, el estudio de las armas de fuego. Se trata de demostrar si ha sido utilizada en el hecho delictivo, si tiene o no capacidad de disparo de fuego real. También se recuperan vainas, balas para su estudio e imputar el delito. A veces encuentran armas en registros por tráfico de drogas y balística operativa que puede relacionar con otro hecho delictivo, como por ejemplo, un atraco.

El crimen de La Atalaya, la madrugada del 31 de julio del año pasado, es otro asunto espinoso y difícil. Está pendiente de enjuiciar. Al igual que en el caso del tiroteo, «se ha hecho una gran labor desde el punto de vista balístico y de investigación», destaca el inspector López, quien añade que «lo que se cree o parece una cosa en un primer momento, después es otra». Pero esto lo contarán en sala de vista, ante el Tribunal que enjuicie los hechos. Entre tanto, siguen con su día a día, con sus inspecciones oculares, reseña de detenidos, de personas en asilo, amnésicas que hay que identificar o menas (menores extranjeros no acompañados) y los informes periciales como de documentoscopia.

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