Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


Etiopía ¿importa?

28/10/2021

Etiopía existe. Nadie lo pone en duda, pero ¿importa? Piensen y respondan con sinceridad. Este país, situado en el Cuerno de África, cuenta con 115 millones de habitantes. Viajar en avión desde Madrid a su capital Addis Abeba supone, con una escala, alrededor de diez horas, dependiendo de dónde se haga el tránsito. Un vuelo largo y cansado. Etiopía está lejos de España, pero también de nuestros corazones.
No mucho tiempo atrás se puso de moda viajar a este país: sus templos e iglesias cristianas, el mercado más grande de todo el continente africano o sus hermosos paisajes naturales servían de reclamo turístico. Una vez allí, salirse de la ruta marcada significaba recorrer un camino que nada tenía que ver con lo anunciado; ir por libre era adentrarse en otra realidad menos amable e incapaz de esconder la pobreza y la hambruna que sufre una gran parte de la población. Según el recorrido elegido y la mano que te guía, las cosas cambian como cambian los campos en cada una de las estaciones del año. Quienes optaron por esta otra ruta hablan de una experiencia inolvidable, para bien, para mal; también de una voz que se instala en la conciencia y que, al principio, te persigue continuamente, aunque con el tiempo y la vuelta a la cotidianidad se va apagando como las llamas de una hoguera abandonada. 
Etiopía está lejos no solo geográficamente, también de nuestro interés, de nuestra mirada. Estos días acapara algún titular que otro en los medios de comunicación, porque, junto al hambre y la miseria tan característica (y asumida) en esta zona del mundo, se agrava una guerra civil que comenzó en noviembre del pasado año cuando los rebeldes de Tigray atacaron una base militar. Un año que no parece querer abrir la puerta a la paz. En estos días, los bombardeos llegan de la otra parte: del Ejército oficial del Gobierno de Abiy Ahmed, en el poder desde el 2018. Unos y otros están sembrando el caos en una tierra ya de por sí caótica. Los muertos se cuentan por miles; los desplazados de esta zona al norte de Etiopía, ascienden ya a dos millones; y las personas que para poder sobrevivir tienen sus esperanzas puestas en las ONG que operan en la zona suman los cinco millones. Lo horrible es que la situación es tan grave que ni la ayuda humanitaria llega donde ha de llegar. Ni alimentos ni medicinas. Son datos dados por la ONU, que también ha visto como siete de sus altos funcionarios han sido expulsados. 
Etiopía existe, pero ni en los bares a la hora del café ni en los autobuses, ni en las conversaciones entre amigos o familiares este país se convierte en protagonista, en el tema a debatir. Está lejos, es cierto, pero la lejanía no debería ser sinónimo de la palabra insensibilidad.