La excepcional Torre del Cubo

Rafael Cantero
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Benito Feró, en su obra manuscrita Anales de Ciudad Real (1861), hace referencia a la Torre del Cubo, manifestando que de todos los torreones que tenían las murallas de Ciudad Real sobresalía el llamado del Cubo, sin duda por su hechura

La excepcional Torre del Cubo

En los primeros años del siglo XIX, Ciudad Real además de otros tramos de muralla, aún conservaba la ‘primitiva’ puerta de Ciruela y el lienzo de murallas que discurría desde la puerta de Ciruela hasta la de Alarcos. En este tramo, tanto las murallas como algunos torreones, se encontraban en buen estado y su cuerpo superior todavía conservaba el matacán corrido coronado de almenas.

A mediados del siglo, con la llegada del ferrocarril a Ciudad Real, toda esta zona sufrió una importante transformación. Con el fin de acoger este novedoso y revolucionario medio de transporte, signo de modernidad y que rompió con los esquemas de transporte tradicionales, la ciudad se vio en la obligación de adaptar el territorio a las nuevas infraestructuras ferroviarias y llevar a cabo unos profundos cambios en la estructura urbana de la ciudad, supeditando en parte el posterior desarrollo del casco urbano.

El tren llegó a Ciudad Rea en 1853, y con motivo de esta histórica efeméride, el Ayuntamiento acordó una serie de acciones encaminadas al adecentamiento y ornato de la ciudad. Entre las obras que se realizaron estaba la sustitución del primitivo arco de medio punto de la puerta de Ciruela, que presentaba un pobre aspecto y amenazaba ruina, por una nueva puerta cuyo proyecto fue encargado al arquitecto Cirilo Vara.

La excepcional Torre del CuboLa excepcional Torre del Cubo - Foto: Tomás Fernández de MoyaLa Corporación municipal también tomó el acuerdo de llevar a cabo trabajos de ampliación y afianzamiento del firme de los antiguos caminos de ronda contiguos a la estación del ferrocarril, especialmente los tramos de los caminos de Granada y Ciruela. En la ejecución de estas obras se vieron afectadas las murallas del tramo de ronda que discurría desde la nueva estación del ferrocarril hasta la puerta de Alarcos.

Entre los torreones que existían en esta línea de murallas se encontraba un singular torreón, que llamaba la atención por ser de planta circular frente a los demás que eran de base rectangular, que era conocido popularmente como la Torre del Cubo. Este torreón o torre, de mayor envergadura que el resto de torreones, se encontraba adosado a la muralla con el fin de flanquearla y hacer las veces de contrafuerte.

Benito Feró, en su obra manuscrita Anales de Ciudad Real (1861), hace referencia a la Torre del Cubo, manifestando que de todos los torreones que tenían las murallas de Ciudad Real sobresalía el llamado del Cubo, sin duda por su hechura. Este torreón destacaba por su singularidad del resto que conformaban el recinto amurallado.

La Corporación municipal acordó en 1864 el derribo por completo de la muralla y torreones anteriores y posteriores a la puerta de Ciruela, exceptuando de la demolición el de la Torre del Cubo. A lo largo de los años hubo varios intentos de  su demolición, pero la Torre del Cubo, junto a otros pequeños lienzos de muralla, se conservaron hasta el primer tercio del siglo XX.

El fotógrafo francés Jean Laurent, pionero del arte de la imagen en España, documentó de forma magistral, por encargo de la monarquía, nuestro país en la segunda mitad del siglo XIX. Entre su catálogo de fotografías se encuentra la panorámica que acompaña esta información y donde presenta una vista general de Ciudad Real realizada desde la zona del barrio de Larache, donde se observa, junto al lienzo de murallas, la desparecida Torre del Cubo.