Una serie de seísmos 'instrumentales'

Hilario L. Muñoz
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La provincia de Ciudad Real sintió varios seísmos durante el mes de marzo que sirven para liberar tensión sin que se noten en la superficie

El plano de detalle del Instituto Geográfico Nacional donde se produjo el último terremoto, ocurrido en Socuéllamos. - Foto: LT

La provincia de Ciudad Real ha temblado ocho veces durante el mes de marzo de este año y otras cuatro veces más durante febrero. El mayor terremoto por intensidad se produjo en Torrenueva el pasado 27 de marzo, con un seísmo de 2,6 en la escala de Richter, aunque el 31 de marzo hubo uno que se dejó sentir, de forma muy débil, en Socuéllamos, con una intensidad de 2,5 y que quienes estuvieran en posiciones especialmente receptivas, tumbados, por ejemplo, en la medianoche, notarían cierto movimiento de su cuerpo. Todos los seísmos tienen una explicación como «terremotos instrumentales», temblores que ocurren para liberar tensión que se va acumulando en el sistema de placas y que se refleja en la zona Este de la provincia desde hace semanas, con diferente intensidad.

«Se trata de algo normal de las placas tectónicas», explicó Rafael Becerra, uno de los investigadores que integran el grupo Geovol de la Facultad de Geografía de la UCLM, quien apuntó la importancia de que se estén «liberando tensiones». A modo de ejemplo, explicó que al mover un mueble de gran tamaño se va empujando y pueden ocurrir dos cosas: que se mueva poco a poco, «la energía se va transmitiendo al mueble», o que al no moverse haya que ir haciendo cada vez más fuerza hasta que al final se desplaza de forma más violenta. Lo primero es lo que está ocurriendo con esta serie de pequeños temblores, mientras que lo segundo sería «un terremoto de mayor magnitud». Si no ocurrieran estos temblores «se estarían acumulando tensiones» y podría ser peor de cara al futuro.

Lo normal, recordó Becerra, es que estos seísmos instrumentales «no se perciban por la población», de hecho suelen producirse todos los días. De los ocho que hubo en marzo, cuatro se encontraban por debajo de 2 en la escala de Richter, si superaran los 3 se notaría por la población «de manera muy leve» y en momentos concretos, al estar sentados o tumbados. «Si ocurre andando por la calle no se notaría».

Hay que tener en cuenta la dificultad que hay de predecir un temblor. Hay elementos que pueden alertar de ciertas situaciones como un enjambre sísmico en algunas zonas, pozos que se queden sin agua de la noche a la mañana o se desborden de golpe, un aumento de la temperatura del agua subterránea o un incremento de gas radón.  «Es muy complicado predecir un terremoto y mucho más la magnitud», indicó, recordando la importancia de estos seísmos instrumentales.