«Las caras de la gente que cogemos es de auténtico terror»

Ana Pobes
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Joaquín Acedo y Marcelino Lomas son dos bomberos jubilados de Tomelloso que el martes emprendieron viaje por segunda vez a Ucrania con ayuda humanitaria y regresarán a España con refugiados

«Las caras de la gente que cogemos es de auténtico terror»

Joaquín Acedo y Marcelino Lomas son dos bomberos jubilados de Tomelloso a los que no solo les une su profesión, sino también su gran generosidad. Durante más de treinta años se han dedicado a extinguir incendios y rescatar personas de siniestros, algo que llevan en su ADN y que les animó el pasado martes a emprender por segunda vez su viaje a Ucrania, que está en pleno conflicto bélico con Rusia. Junto a ellos, Faustino Marta, otro tomellosero.

Más de 3.700 kilómetros de distancia y casi 40 horas de trayecto que han recorrido en una furgoneta repleta con más 750 kilos entre material sanitario, alimentos y ropa. Una vez en el destino, el objetivo ha sido descargar la mercancía a militares de Ucrania y regresar de nuevo a Tomelloso, pero esta vez acompañados por ucranianos, principalmente niños, mujeres y personas mayores de 65 años que abandonan su hogar para huir de la guerra. Y, gracias a su altruismo y generosidad, en los próximos días llegarán una veintena de refugiados entre cuatro vehículos, tres de ellos procedentes de Protección Civil de Jódar (Jaén).  

Familias que tienen que «dejar su casa, su vida y sus familiares, algunos de ellos al frente militar, por lo que cuando nos ven se muestran enormemente agradecidos». «Lo que realmente podemos hablar con ellos es muy poco, pero se ven reacciones y gestos de emoción y generosidad ante una situación que supera», comenta Lomas.

Pero también, reconocen, existe desconfianza. Y es que, el conflicto ha llevado a que se produzcan muchas desapariciones porque «hay gente que se ha aprovechado de esta situación». Al fin y al cabo, reconocen, «somos hombres y no nos conocen», por lo que siempre que suben lo hacen con cierta desconfianza. «Las caras de la gente que recogemos son de auténtico terror, sobre todo las madres que han dejado a sus hijos. No dejan su casa, dejan su hogar, y seguramente no vayan a recuperarlo». Su profesión les ha llevado a vivir muchas situaciones, pero en su memoria perdurarán sobre todo algunas de las imágenes vividas. «No se me olvidará nunca la cara de una de las mujeres que llevamos a Cracovia, y que había dejado a su hijo de 19 años luchando. Su cara era impresionante», recuerda Acedo.  

Una experiencia «inolvidable» que ya vivieron hace unas semanas, cuando a principios de marzo   salieron de Tomelloso con el mismo objetivo y destino, pero siempre bajo la coordinación de la Asociación de Ucranianos de Castilla-La Mancha. Y es que, «cargar a gente no es tan fácil como parece», por lo que aconsejan que nadie inicie este viaje «sin información». «No vale llegar y recoger a las primeras personas que uno se encuentre. Realmente poco podemos hacer en una situación así, pero si se tiene la oportunidad hay que hacerlo. Nosotros estamos jubilados, pero no muertos», comentan entre risas. «Estoy seguro de que hay mucha gente dispuesta a hacer lo que nosotros estamos realizando, pero no todo el mundo dispone de tiempo y de los contactos necesarios. Es una gota en el océano, pero lo que podamos aportar bienvenido sea», añade Lomas con satisfacción.  

De camino de regreso a España, en declaraciones a La Tribuna quisieron agradecer toda la solidaridad que han recibido de vecinos, entidades y empresas. Una larga lista que es imposible escribirla entera -dicen- pero entre la que se encuentran organismos como ayuntamientos, institutos y negocios como la ITV de Tomelloso y que han contribuido a realizar este segundo viaje, en el que la ida y la vuelta supone un coste de más de 2.000 euros por vehículo. Su próximo objetivo: preparar ya el que será su tercer viaje.