Familiares y amigos han despedido esta tarde a Juan Miguel Isla en un íntimo funeral celebrado en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Manzanares, donde el empresario desapareció el pasado mes de julio cuando se disponía a cobrar una importante cantidad de dinero por la venta de una finca en La Solana. Sus restos aparecieron el 14 de marzo en el pozo de una finca situada en el término municipal de Valdepeñas y tras recibir la autorización del juzgado de instrucción número 2 de Manzanares que investiga la desaparición forzosa y muerte de Isla, su familia le dio ayer el último adiós con dolor y entre lágrimas tras ocho meses de incertidumbre.   

El sacerdote Miguel Ángel Salinas, amigo de la víctima, ofició una misa que se celebró en la más estricta intimidad y con la presencia de miembros de la Corporación municipal, entre ellos el alcalde de la localidad, Julián Nieva. «Una tarde triste para todos los que le hemos conocido», comentó emocionado para después definir a Juan Miguel Isla como una persona «afable, cercana, respetuosa y muy agradable en el trato». Una persona brillante, manifestó, que «tenía unas capacidades fuera de lo común en su sector para ver lo que otros no veían. Tenía un especial talento». Tras meses de «incertidumbre y angustia llegó el peor desenlace que no nos queríamos esperar, pero la fe cristiana ayudará a amedrentar el dolor y esa tristeza de no poder hablar ya con él», declaró ante una familia rota de dolor. 

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