Desarticulada una banda de los 'Cotoni' que utilizaba niños

A. G. Mozo
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El clan oriundo de Puertollano actuó en septiembre en tres negocios de Valladolid, obteniendo un botín cercano a los 40.000 euros en joyas, tabaco y dinero.

Imagen de la cámara de seguridad. - Foto: LT

Una familia entra en el estanco con aires de no saber muy bien qué es lo que quiere. Miran esto y lo otro, con rictus dubitativo, aunque en realidad tienen muy claro su objetivo, pero eso requiere de un proceso que se cocina a fuego lento; están en medio de toda una obra de teatro y cada cual conoce su papel. Son una mujer de mediana edad, otra más joven y un par de chavales que no tienen ni diez años. Para el estanquero, en realidad, son solo tres porque a la niña no la verá hasta que no se ponga a revisar las grabaciones de sus cámaras de seguridad para ver quién le ha robado y descubra que ha sido una especie de fantasma que entró ‘oculta’ a la espalda de una de las adultas, se agachó a los pies del mostrador y reptó en pos de una trastienda a la que llegó mientras sus tres compinches hacían las pertinentes maniobras de despiste -incluido el constante palmeo y canturreo flamenco del otro menor- con el estanquero, al que le sustrajeron 9.000 euros entre mercancía y dinero en efectivo.

Es, a grandes rasgos, uno de los últimos palos atribuidos al clan de los ‘Cotoni’, uno de los tres que se les han imputado en Valladolid, tras su reciente desarticulación en una operación conjunta de la Guardia Civil y la Policía Nacional en Galicia, donde habrían firmado hasta ocho golpes en los últimos meses, con un botín superior a los 45.000 euros. En los de Valladolid, la cosa rondó los 40.000, según la investigación que ha llevado a cabo el Grupo 1º de Hurtos de la Comisaría Local de Parquesol.

Su detención se produjo a finales de octubre tras una persecución desde la localidad pontevedresa de Pontecesures hasta la propia Pontevedra, tras asaltar una joyería y llevarse mercancía por valor de unos 30.000 euros. Las tres adultas iban con documentación falsa y una vez comprobada su verdadera identidad, se descubrió que tenían en vigor órdenes de detención de distintos juzgados españoles. Son miembros del clan de los ‘Cotoni’, oriundo de Puertollano y especializado en este tipo de hurtos ‘al descuido’, así como en timos como el del ‘cambio’.

En Galicia se les acusó de hasta ocho asaltos. El de la joyería de Pontecesures y en otras tres más, así como en sendas farmacias, en un estanco y en una tienda de La Coruña. Cuando fueron arrestados, llevaban dos fajos de billetes, uno con 880 euros y otro con 90, además de joyas, algunas todavía con las etiquetas; hurtadas ‘al descuido’ por sus vástagos, claro. Se detuvo a tres adultos, que iban acompañados por dos menores de siete y nueve años, los mismos que actuaron en Valladolid y que participaban en los asaltos gallegos; ambos fueron entregados a otros familiares del clan para que se hiciesen cargo de su custodia.

En Valladolid, a los ‘Cotoni’ les esperan otros tres juicios, según ha podido confirmar este periódico en fuentes policiales. El Grupo 1º de Hurtos les ha imputado un hurto en una estación de servicio, de la que tres mujeres, en compañía de una niña menor de edad, se hicieron con 540 euros en efectivo. También van a tener que responder por un asalto en una joyería de la capital, de la que se lograron llevar hasta cuatro mantas llenas de piezas (cadenas, cordones, gargantillas de distinto grosor, cabezas de Cristo, colgantes, letras de iniciales y varias chapas de identidad), valoradas en 30.000 euros. Y, claro, en el hurto de esos 9.000 de un estanco, inmortalizado por las cámaras de seguridad en un ejemplo de manual de lo que sería cometer un hurto ‘al descuido’, una especialidad que los ‘Cotoni’ llevan años desplegando por todo el país y que ya en 2012 supuso un gran golpe a su estructura después de que la Guardia Civil les imputase un lucrativo asalto (el de las fotos que ilustran estas páginas) en una joyería de Chiclana de la Frontera (Cádiz), de la que se llevaron joyas por valor de 200.000 euros y otros 6.500 en metálico.

Las tres implicadas en los palos de Valladolid son S. G. G. (48 años), su hermana T. G. G. (37) y su hija, G. A. G. (19), así como los menores de edad, de siete y nueve años. «Se trata de un grupo criminal organizado, de gran movilidad geográfica y con sus funciones muy bien marcadas», tal como señalan las fuentes policiales consultadas por este periódico. El modus operandi es sobradamente conocido por Policía Nacional y Guardia Civil que saben que los ‘Cotoni’ son uno de los clanes más activos en estos hurtos y cuya matriarca acumula «más de trescientos antecedentes».

«Siempre hay dos o tres mujeres mayores de edad, que suelen llevar puestos pañuelos en la cabeza para, de ese modo, dificultar que puedan ser identificadas (por la víctima y por las grabaciones de seguridad)», explican estas fuentes. «Ellas son las que entretienen a los empleados de los establecimientos a los que acceden con un supuesto interés por adquirir alguno de los productos, mientras la menor (nueve años), trata de ocultarse de la vista de los empleados del local nada más acceder al mismo, pegándose siempre a la espalda de su madre o de su hermana», en esa maniobra ‘fantasma’ ejecutada con maestría en el estanco vallisoletano. «Luego elegirá el momento idóneo para agacharse y acceder al interior de los mostradores o a la trastienda», añaden estas fuentes. Una vez en el interior, llegará la búsqueda de «dinero, joyas o cualquier otro objeto de su interés, apropiarse de los mismos y esperar el momento idóneo para salir como entró y ya abandonar el establecimiento lo más rápido posible para asegurar el botín conseguido».

El otro menor. El papel del otro menor (7 años) no es baladí, ya que es el encargado de tratar de «crear confusión, atrayendo parte de la atención de los empleados, dando guerra, cantando, tocando palmas» o incluso también «es utilizado por su madre para impedir que la puerta de acceso a la joyería se cierre por completo y evitar quedar atrapados en caso de ser sorprendidos».

«Las mujeres adultas estarían utilizando a sabiendas a los niños para delinquir, siendo conocedoras de la imposibilidad de su imputación por tal condición», censuran estas fuentes, que puntualizan que los hombres del clan «no participarán de forma directa» en los hurtos y se encarga de «dar cobertura a las mujeres y los niños».