Detrás del precio disparado del aceite de girasol en los supermercados hay todo un cúmulo de circunstancias que ahora se pretenden cambiar, al menos en la medida de lo posible. El principal motivo es que Ucrania produce el 60% del aceite de girasol que se consume en España y con el conflicto que le enfrenta a Rusia han bajado considerablemente las previsiones de abastecimiento.

La ley de la oferta y la demanda se impone y con ella también la voluntad de la Unión Europea de fomentar el cultivo del girasol, reduciendo así la dependencia de terceros países. Por esta razón, Bruselas abrió la puerta a que la superficie que actualmente está en barbecho se pueda destinar a esta plantación.

La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ya ha puesto cifras a lo que podría suponer: un total de 600.000 hectáreas en la región, 200.000 de ellas en la provincia, siendo Ciudad Real la de mayor volumen junto con Toledo, según los datos aportados a este diario por la Consejería de Agricultura.

Desde Asaja Ciudad Real consideran que se trata de una medida que puede interesar a algunos agricultores y quizás a otros no. Su secretario general en la provincia, Florencio Rodríguez, explicó que su productividad puede depender de las zonas en las que se ubique, del tipo de suelo o del agua del que se disponga, que es otro de los factores importantes en esta tierra.

Por ello, pidió a los agricultores que hagan números antes de optar por este cultivo, teniendo en cuenta que «la subvención corresponde al barbecho, no al girasol» y por ello deberían «exigir los contratos y ver la rentabilidad, en aras a la producción, no a la subvención».

«Hay que echar números y ver en qué situación se puede sembrar, el suelo, si hay agua o si no, el precio final, y los contratos», concluyó.