Refugios de otro tiempo

Manuela Lillo
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Durante la Guerra Civil se habilitaron en Ciudad Real 307 cuevas o sótanos como espacios antiaéreos, la mayoría de los cuales ya han desaparecido, a excepción de los que estaban en edificios públicos, y que apenas se usaron

Refugios de otro tiempo - Foto: Rueda Villaverde

En lo más profundo de Ciudad Real, en su subsuelo, muchas cuevas y sótanos se habilitaron durante la Guerra Civil como refugios antiaéreos. Eran, o querían que fueran, una luz de esperanza en favor de la vida en el negro túnel de la muerte y la destrucción que supone una guerra. De aquello, que ocurrió a partir del año 1936, quedaba un testimonio escrito que sólo gracias a la labor de documentación que desarrolla el historiador de la Universidad de Castilla-La Mancha Francisco Alía cuajó en un libro que se presentó en diciembre del año pasado y recientemente en un vídeo que resumen esa función de refugio de muchas de las cavidades que había en el interior de casas o inmuebles de la ciudad.

Ahora que la guerra en Ucrania ha traído a Europa los tiempos más oscuros y que se difunden imágenes de refugios, no es difícil imaginar la dureza y la desesperación que debe implicar el toque de sirenas alertando de posibles bombas y alentando a la población a que se dirija a estos refugios para tratar de preservar sus vidas.

En Ciudad Real se habilitaron para esta función 307 sótanos o cuevas, de los que se publicó en la prensa local de entonces la relación de las localizaciones exactas y de sus propietarios para que los ciudadanos supieran claramente a dónde dirigirse en el caso de que los aviones descargaran su arsenal de destrucción durante la Guerra Civil. «Los propietarios estaban obligados a abrirles», narra Alía a La Tribuna tras explicar que Ciudad Real fue una ciudad de la retaguardia republicana, en la que no se libró batalla, pero en la que hubo «muchos servicios militares, como adiestramiento de soldados, instalación de polvorines o almacenes de todo tipo, incluido de armamento».

Refugios de otro tiempoRefugios de otro tiempo - Foto: Rueda VillaverdePor esta razón, ante el temor de los bombardeos, se construyó un único refugio en la antigua estación de tren que había en Ciudad Real, al final de la calle Ciruela, dado que la compañía ferroviaria MZA consideró necesario esta opción para preservar principalmente a sus trabajadores, que eran «un objetivo» para el bando enemigo dado que por el ferrocarril se transportaban muchas mercancías, también armas, detalla Alía.

La construcción de más refugios no fue posible. «Adujeron que no había dinero y que no había materiales para su construcción, sobre todo cemento y hierro. Entonces lo que hicieron fue, como en Ciudad Real parecer ser que desde la Edad Media había muchas cuevas y sótanos en las viviendas particulares, habilitar muchas de ellas que estaban en buen estado como refugios antiaéreos». Y en este punto, según Alía, es donde se encuentra uno de los aspectos más interesantes de su investigación, pues indicó que pese a que estos refugios apenas se utilizaron, permiten «que conozcamos 307 cuevas y refugios localizados perfectamente que había en la ciudad en agosto de 1936», que son, a su juicio, las que mejor se conservaban y a las que seguramente se sumaban muchas más. 

El mayor número de cuevas estaba en la actual calle La Mata (14); seguida de las calles Real y Toledo, donde había 11 en cada una de ellas, mientras que comentó que la calle Refugio puede deber su nombre a que allí habría uno de grandes dimensiones, del total de seis contabilizados. En cuanto a los sótanos, destaca la plaza Mayor, con nueve, seguido de General Aguilera y Toledo, con seis en cada una. 

Refugios de otro tiempoRefugios de otro tiempo - Foto: Rueda VillaverdeLa mayoría de esas cuevas y sótanos desaparecieron conforme se llevó a cabo la construcción de edificios y aparcamientos subterráneos. Sólo se conservan prácticamente las de edificios públicos, como en el caso de La Merced. «El convento de la Merced, que es del siglo XVII, tenía dos cuevas, la norte y la sur. Durante la guerra el edificio estuvo semiabandonado y en 1938 se habilitó la cueva sur como refugio antiaéreo, hicieron obras de acondicionamiento por valor de 4.400 pesetas», narra Alía, que añade que en 2005, cuando se abordó la rehabilitación integral del convento para convertirlo en museo se acondicionaron también estas cuevas. 

A ellas se suman las del antiguo casino, también rehabilitadas, así como las del Elisa Cendreros o las galerías del Torreón, que se abrieron el año pasado. 

Refugios de otro tiempo
Refugios de otro tiempo - Foto: Rueda Villaverde
En Ciudad Real hubo un número reducido de ataques aéreos, por lo que estos refugios apenas fueron necesarios. «Hubo bombardeos en diciembre del 36 y en los primeros meses de 1937, pero luego ya no hubo», concluye Alía en este relato que refleja en su libro La Ciudad subterránea; cuevas, sótanos y refugios antiaéreos. Ciudad Real 1936-39.