"El reto para las cooperativas es la falta de relevo"

Manuela Lillo
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El director de Cooperativas Agro-Alimentarias, Juan Miguel del Real, afirma, en una entrevista con La Tribuna, que "no es fácil corregir la subida de precios de la cesta de la compra"

"El reto para las cooperativas es la falta de relevo" - Foto: Rueda Villaverde

¿En qué situación están las cooperativas agroalimentarias de la región?

En términos generales, bien. Son empresas muy sólidas, consolidadas y con mucho arraigo, lo que pasa es que, como ocurre en todo tipo de empresas, sean o no cooperativas, las circunstancias y el contexto en el que estamos inmersos nos afecta como a cualquier otra. Estamos en momentos muy convulsos, hemos salido de una pandemia muy dura para el mundo empresarial y también agroalimentario y estamos ahora con los efectos de la guerra de Ucrania, la inflación y el incremento de los costes.

¿En qué medida ese incremento de costes ha impactado en las cooperativas?

"El reto para las cooperativas es la falta de relevo" - Foto: Rueda VillaverdeHa afectado a todos los niveles. Ha habido incremento de los costes de personal, con las subidas de Salario Mínimo, ha habido incrementos de los gastos energéticos, que en las cooperativas tiene un peso muy importante, y se han duplicado los costes energéticos y también los de todos los insumos, de botellas, corchos o etiquetas, es decir, todo lo que necesita la empresa para poder operar. También ha habido limitaciones comerciales, ya que el tráfico de mercancía se ha visto afectado por todos los problemas que ha habido a nivel geopolítico. Todo eso nos ha obligado a tener que reinventarnos y a demostrar una vez más la resiliencia que decimos que tiene el sector agrario y cooperativo para intentar sobreponernos a todas esas circunstancias. Tenemos unas cooperativas muy consolidadas, sólidas y muy saneadas y están en una mejor posición que quizás otras empresas para poder abordar estos retos. 

El tejido cooperativista será capaz de solventar la situación, ¿no?

Creemos que estamos en buena disposición, ya que los problemas de mercado son problemas de mercado, pero si la empresa es sólida es más fácil abordarlos. 

¿Qué retos tienen por delante las cooperativas de la región?

Hay un reto en el que se viene trabajando desde hace años y es el de la dimensión. Seguimos teniendo muchas cooperativas en Castilla-La Mancha, pero pequeñas. Casi el 70% de nuestras cooperativas factura menos de 2 millones de euros, que es poco dentro del sector agroalimentario y del mercado global, y estamos haciendo muchos esfuerzos por conseguir que las cooperativas se agrupen entre ellas, se asocien y haya grupos de comercialización conjunta, ya no solo fusiones, que también se están haciendo y habría que seguir trabajando, aunque muchas veces la fusión es complicada y es más fácil hacer grupos de comercialización, cooperativas de segundo grado o consorcios de comercialización para que la salida al mercado sea de menos cooperativas, pero más grandes y pueda tener más capacidad de negociación con los operadores a nivel mundial. Llevamos tiempo y recursos invertidos en este reto y, afortunadamente, la Administración, tanto a nivel estatal como regional, ha cogido esta bandera también y el sector cooperativo ahora tiene herramientas para poder aprovecharlas y abordar procesos de integración. 

¿Qué pasará con las pequeñas cooperativas en esos procesos?

Queremos ser más fuertes, sobre todo, comercialmente, porque a nivel local, la cooperativa del pueblo sigue siendo necesaria. El agricultor tiene que poder seguir descargando su uva, su aceituna o su cereal cerca de su casa y de su explotación y no podemos pensar que cuando creamos grupos es para que desaparezcan las cooperativas de los pueblos, esas hay que mantenerlas, pero su salida comercial debería ser más agrupada que ahora. 

¿Qué más retos tienen?

Uno de los retos que más nos preocupan, estando bien y teniendo cooperativas con muchas décadas a sus espaldas y consolidadas, es el problema de relevo generacional, es el más grave que tenemos según nuestro diagnóstico porque hay una situación en la que el envejecimiento de la población es cada vez mayor y el sector agrario está muy envejecido y si lo llevamos al ámbito de las cooperativas ocurre lo mismo: más del 35% de los socios tienen más de 65 años y dentro de diez años este porcentaje va a llegar al 50 o 55%. El balance entre entradas y salidas de socios sigue siendo negativo, entran agricultores jóvenes y eso es bueno, pero las salidas de socios son mayores. Esto en el mundo cooperativo es un problema. 

¿Por qué?

Porque nos estamos quedando sin socios y aunque es un proceso de salida progresivo, ya se está notando porque muchos no tienen relevo generacional, ya que los hijos no han seguido en el campo, y las explotaciones de estos socios tenemos que intentar de alguna forma que se queden dentro de la cooperativa, bien con otros socios que quieran quedársela o que la propia cooperativa asuma la gestión de esas explotaciones. 

¿La administración pone fácil estos cambios para que haya relevo?

Las incorporaciones de jóvenes a la agricultura suponen expedientes complejos, no es una entrada sencilla, puesto que burocráticamente llevan mucho papeleo y tardan mucho tiempo. Pero siendo difícil, son ayudas importantes y que podrían beneficiar a nuestros colectivos para que siga entrando gente joven. Pero ahora mismo lo que necesitamos es algo más y nosotros le hemos presentado a la Consejería de Agricultura un Plan de Fomento del Relevo Generacional en las cooperativas agroalimentarias de la región con una batería de medidas de las cuales algunas corresponden a las propias cooperativas y otras entendemos que tienen que ser impulsadas por la administración, por ejemplo, favoreciendo que los jóvenes estén en los consejos rectores de las cooperativas o creando líneas de ayuda para cultivos en común, para que todas las explotaciones de socios que cesan en la actividad, sigan estando en la cooperativa, ya que no tienen relevo y la primera opción en la que piensan quienes se las quedan es en vender y una vez que lo hacen el que compra puede ser de la cooperativa o un fondo de inversión o un terrateniente que va a vivir la aventura de la agricultura al margen de la cooperativa. 

¿Qué suponen estas bajas para las cooperativas?

Si salen explotaciones de la cooperativa, la producción baja, ya que entra menos uva o aceituna, mientras que los gastos son los mismos y lo que se hace es penalizar a los agricultores que se quedan, que tienen que pagar más por los gastos estructuras y entran en una situación de que no le salen los números y decide irse de la cooperativa. Por tanto, tenemos que intentar mantener la estructura productiva de las cooperativas, sobre todo en los pueblos más pequeños. Aquí en Ciudad Real, en el Campo de Montiel o Valle de Alcudia, o en la Serranía de Cuenca, hay cooperativas que son muy heroicas, que están sosteniéndose en pueblos pequeños, con despoblación y que más o menos los números les van saliendo, pero en cuanto empiecen a perder agricultores, los números no van a salir y entraremos en un bucle perverso para los que están en ella. 

¿En qué situación está el sector del vino tras la cosecha de este año?

Venimos de una cosecha donde las existencias de enlace de campañas no eran excesivamente altas y la cosecha no ha sido récord, sino media, y todo eso indicaba que debía ser un año normal, pero ha habido varios factores que han hecho que el mercado esté ahora algo espeso y lento en operaciones comerciales. Por ejemplo, Italia ha tenido muy buena cosecha, por lo que hace menos compras, y venimos todavía de un cuello de botella importante derivado de la pandemia, cuando bajó la venta de vino, lo que provocó un tapón de existencias que ahora mismo está penalizando mucho al mercado global. Aun así, creo que Castilla-La Mancha es la región más competitiva del mundo y creo que lo estamos defendiendo mejor que otras regiones vitivinícolas de España y de Europa. Nuestro ritmo de exportaciones sigue creciendo y el vino tiene un peso importante, aunque es cierto que los tintos están este año funcionando peor en el mercado porque hay mucho stock de años de atrás y también porque los gustos del consumidor están evolucionando y hay un cambio de tendencia hacia vinos blancos, más frescos o aromático. 

¿Eso perjudica a la región?

Esto no es malo para Castilla-La Mancha porque somos una región de mucho blanco y con blancos muy buenos, tanto de airén, que es nuestro emblema, como de otras variedades mejorantes que permiten tener una gama de blancos de calidad embotellados muy buena y pueden ayudar a que este cambio de tendencia no nos penalice, todo lo contrario, nos favorezca. 

¿Es partidario de hacer una destilación de crisis de vino?

Francia ha pedido ya una destilación por un valor de 80 millones de euros y algunas comunidades autónomas parece que también están sugiriendo una medida de ese tipo, pero nosotros creemos que todavía es pronto porque si no tenemos la seguridad de que lo que se propone es necesario, el efecto que produce en el mercado es que rápidamente los precios bajan. Ese es el efecto en el momento en el que un país o una región dicen que sobra vino y que hay que destilar. Nosotros creemos que no estamos en ese momento, que Castilla-La Mancha tiene un ritmo de salidas bastante bueno en términos generales, a pesar de que hay cierto retraso en los tintos, aunque es un vino que también puede esperar y no tenemos que ponernos nerviosos, hay que tener un poco de calma y ver cómo evoluciona el mercado y si hay que hacer algo, lo haremos, evidentemente. 

¿Qué panorama hay en el sector del aceite teniendo en cuenta la escasa cosecha?

El aceite está viviendo en cuanto a precios un momento bastante dulce, también por la tendencia de dos años atrás, aunque veníamos de unos años muy malos que pasamos entre 2019 y 2020. Tenemos ahora una situación de precios bastante buenos, a riesgo de que empiecen a ser un problema si suben mucho porque también el consumidor tiene una situación inflacionaria y no puede pagar mucho más de lo que paga y lo podría es cambiar a otras grasas vegetales más económicas. La cosecha es la mitad más o menos que la del año pasado, con lo cual habrá menos posibilidades y eso va a ayudar a que los precios se sostengan e incluso puedan subir algo, pero tampoco mucho. También va a depender mucho de cómo arranque la floración y cómo apunte la próxima campaña, ya que si es buena el mercado se podría regular y si es mala podríamos ir a un problema de disponibilidad del producto. 

El precio de todos los alimentos está disparado y eso lo está sufriendo el consumidor en la cesta de la compra, ¿ve posible regularlo?

Está la ley de la Cadena, que marca unas reglas del juego para evitar que los eslabones más cercanos a la producción no vendan por debajo de sus costes. Dicho así, es sencillo de entender, pero la aplicación no es sencilla, porque hay tantos costes de producción como agricultores, no es igual uno con una explotación mecanizada y grande que una pequeña y manual. Lo que ocurre es que si ya es difícil calcular ese coste de producción para establecer los precios, esto se complica mucho más con el incremento de los costes de producción. Todos los eslabones están sufriendo incrementos de costes, de manera que cuando llega al consumidor se encuentra con un incremento grande de la cesta de la compra y lo estamos notando todos como consumidores. Se están poniendo medidas, por ejemplo, algunas ayudas para minimizar el impacto de esos costes en el tema energético, los 20 céntimos del carburante o las ayudas para los abonos y van a ayudar un poco, pero aun así los costes siguen estando altos y el agricultor, si no quiere perder, tiene que vender un poco más caro. No es fácil corregir esto porque nadie quiere reducir su margen y seguramente en los últimos eslabones es donde hay algo más de margen que en los primeros más cercanos a la producción, donde estamos siempre en el umbral del empate o la pérdida de gastos. 

Se ha abierto el plazo para pedir la PAC, ¿qué incidencia va a tener el nuevo modelo?

Hay dos niveles, por un lado, desde la perspectiva del socio, el agricultor o ganadero, que supondrá una labor formativa por el nuevo modelo que se pone en marcha, para que puedan aprovechar al máximo todos los fondos a su disposición. Para ello nuestra red va a hacer un esfuerzo para informarles adecuadamente en temas novedosos como los ecoregímenes. Creemos que la región va a salir beneficiada en cuanto al valor medio de los pagos. Por otro lado, en cuanto a las cooperativas, dependemos más del segundo pilar de la PAC y en concreto de las líneas vinculadas a las inversiones para la mejora de la competitividad, como el Focal. Ahí tenemos muy buenas perspectivas porque el presupuesto de Desarrollo Rural prácticamente se mantiene y eso va a permitir acceder ayudas importantes para seguir mejorando la tecnología o las instalaciones.