Una sucesión complicada

M.R.Y. (SPC)
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La salida de Merkel después de 16 años en el poder deja huérfana a la CDU y a una nación que buscará a su sustituto en septiembre

La dirigente conservadora abandonará la política tras media vida dedicada a ella - Foto: Reuters

Comienza el fin de una era. El próximo septiembre, por primera vez en más de 15 años, Angela Merkel no será candidata a la Cancillería de Alemania. La mandataria se retira de la política a los 67 años, tras más de dos décadas al frente de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y 16 años dirigiendo el Gobierno de la primera potencia europea. Un vacío que, todos coinciden, será difícil de llenar, al menos en el corto plazo, en su partido, en su país e, incluso, en la UE.

La tarea es complicada y no vale cualquier nombre porque la sombra de Merkel es, sin duda, alargada. Y entorno a ella se sitúan los dos posibles aspirantes a la candidatura de los conservadores para las elecciones del 26 de septiembre, Armin Laschet -elegido en enero como nuevo líder de la CDU- y Markus Söder -presidente de la bávara CSU, formación socia de los democristianos-.

Laschet, también jefe del Ejecutivo de Renania del Norte-Westfalia, pretende marcar distancias con la todavía canciller, a pesar de haber sido su fiel aliado durante años.  Ahora aboga por iniciar una nueva etapa al margen de la mandataria tras haberse erigido en uno de sus más firmes críticos por su gestión de la pandemia, incidiendo en que hay que «recuperar nuestras libertades». Por eso, ya ha mostrado sus primeras intenciones, garantizando que «lo vamos a cambiar, lo vamos a hacer mejor. Me comprometo a ello personalmente».

El dirigente, que ya ha comenzado a diseñar su campaña para ser candidato en septiembre, recogerá el testigo de la moderación con planes similares a los de Merkel, como impulsar la economía, crear empleo, extender el bienestar general, mejorar la educación, ayudar a la solidez presupuestaria o luchar contra el cambio climático. Pero también pretende escorar el centrismo a la derecha, con el ánimo de recuperar al ala más conservadora, que en los últimos años decidió abandonar a la CDU para apostar por los ultras de Alternativa para Alemania (AfD).

Sin embargo, presidir el partido no le convierte en candidato a la Cancillería. Eso se pacta con la CSU y Laschet podría encontrarse con un obstáculo en su camino: su colega bávaro, quien aún no ha manifestado su interés en optar a las elecciones, pero mucho mejor posicionado según todos los sondeos.

Söder, más derechista que su compañero, está mucho mejor valorado por los alemanes -un 56 por ciento de popularidad, frente al 19 por ciento del líder de la CDU, según las últimas encuestas-, insiste en la necesidad de que la mandataria conservadora forme parte de esta sucesión, ya que, a su juicio, «un candidato de la Unión difícilmente puede tener éxito sin el apoyo de Angela Merkel», aún cabeza visible de una formación que está perdiendo apoyos en las elecciones regionales y que necesita un impulso para septiembre: en solo un mes, ha caído cuatro puntos en intención de voto -27 por ciento- y los Verdes, en pleno ascenso, podrían acabar arrebatándole la primera posición.

 

Un nuevo frente

Pero el cambio no solo afectará a Alemania. Según el centro de estudios Eurasia Group, el fin de la era Merkel se sitúa en el noveno de los 10 principales riesgos a los que se enfrenta el mundo en 2021, encabezados por la división política en EEUU, el impacto de la pandemia y la descoordinación en la transición energética. Y el primer problema a nivel continental.

La marcha de la canciller, gran impulsora de la UE, abrirá una nueva etapa en el bloque comunitario, ya que es la política más veterana del Consejo Europeo. Le relevará como miembro más antiguo de los Veintisiete el ultranacionalista primer ministro húngaro, Viktor Orban, que, lejos de la dinámica de la germana, opta por una mayor fractura en el grupo.

Además, esta salida puede suponer el fin del todopoderoso eje francoalemán, ya no solo por las elecciones en Alemania, sino porque Francia celebrará una cita similar en mayo de 2022. Una situación que podría abrir nuevos liderazgos en el bloque, de la mano de España, Portugal, Bélgica o los Países Bajos, todos ellos con un marcado carácter europeísta que podrían cambiar las alianzas tradicionales en un Viejo Contienente que también empezará una nueva etapa.