Juan Bravo

BAJO EL VOLCÁN

Juan Bravo


Los perros vuelven a ladrar

02/05/2022

Hacía tiempo que estaban callados –dentro de un orden, claro–. Parecía que se habían quedado sin argumentos. Pero ocurre simplemente que, como la anaconda, estaban haciendo la digestión. Sánchez pensaba que los había domesticado dándoles protagonismo y poder, pero es evidente que un independentista que se precie no se sacia jamás, y su lema es el mismo que el de los comisionistas: '¡A la buchaca!'.
Lo del 'caso Pegasus', no nos engañemos, no es nuevo; estaba ahí, al cabo de la calle. Los Servicios de Inteligencia (término pomposo que encubre una más que turbia realidad) existen en todos los Estados, e incluso en la Autonomía catalana, y si no, que se lo pregunten al Jefe de los Mossos. Era una simple excusa para continuar la vil comedieta (o mejor, esperpento) que vienen representando los diputados nacionales de Esquerra Republicana, la CUP, EH Bildu y el BNG, desde que Pedro Sánchez, impelido por la necesidad, y consciente plenamente del veneno que portan en sus aguijones, decidió, en mala hora, jugársela, so pena de pasarse muchas noches en vela.
Esta vez, la víctima propiciatoria elegida, es Margarita Robles, ministra de Defensa, una mujer curtida en mil batallas, una profesional como la copa de un pino y que, como tal, no necesita, a diferencia de tantos y tantos, de la política para vivir, y que, por consiguiente, va por el mundo, ligera de equipaje y dispuesta a retomar su puesto en la Judicatura. Una mujer con una sólida conciencia del Estado, y que, como ocurriera con Josep Borrell (Alto Comisario de Exteriores en Bruselas, con un papel relevante en el conflicto de la guerra de Ucrania), estorba a la balumba de vividores y políticos de escaso pelaje que se han adueñado del panorama político español (a la cabeza de ellos el muy digno Gabriel Rufián) y cuya especialidad es la intriga y el agiotaje.
Lo que hemos visto esta semana entre los independentistas es de nota. Muy dignos (insisto) y adoptando, como acostumbran, su papel tan bien aprendido de víctimas, se  lanzaron a la yugular de doña Margarita a la que, justo es reconocer, lograron poner un tanto nerviosa el pasado miércoles en la sesión de control en el Congreso de Diputados (entre otras cosas por la falta de apoyo de los suyos). Creciéndose sin embargo, la leonesa, haciendo gala de temple y coraje, habló muy clarito dejando un sutil interrogante en el aire que fue a la vez una defensa y una acusación sobre las amenazas al sistema que vienen del lado soberanista: «¿Qué debe hacer un Gobierno cuando se vulnera la Constitución, se declara la independencia o cuando mantienen relaciones con dirigentes de un país que está invadiendo (yo habría dicho masacrando) a Ucrania?». Y, no contenta con ello, la espetó al digno Rufián: «Yo no me dedico profesionalmente a la política» (tema que un día tocaremos a fondo en esta sección), y no dudó en afearle su discurso lastimero a la diputada de la CUP Mireia Vehí: «Les viene bien aparecer como víctimas, pero no les he oído nunca defender los principios del Estado de Derecho y los derechos y libertades de todos los ciudadanos».
Es posible que tuviera constancia de que diciendo las verdades del barquero a la chusma proliferante iba a incurrir en la probable ira de su Jefe, tan comedido con esta troupe, por la cuenta que le trae. No sabemos si estos comediantes se saldrán con la suya a la corta o a la larga, pero no cabe duda de que la ministra de Defensa está mûre pour le trépas que diría Rimbaud. El lodazal en que se ha convertido la política española permitiendo que gentes que ni se sienten españoles ni respetan la Constitución campen por sus respetos no augura nada bueno. De momento, la estrategia victimista de estos partidos superinflados por culpa de los 'padres de la Constitución' ha permitido a Bildu colocar un diputado entre los diez autorizados para acceder a materias clasificadas como secretas: ¡Quién lo dijera! El zorro custodiando a las gallinas. El mundo al revés.

«El lodazal en que se ha convertido la política española permitiendo que gentes que ni se sienten españoles ni respetan la Constitución campen por sus respetos no augura nada bueno»