405 días es el tiempo que ha durado el confinamiento por el coronavirus para Purificación Estudillo y para muchas otras personas que habitan en las residencias de mayores. El 12 de marzo del año pasado esta mujer de 92 años, salió de la residencia Las Cármenes de Poblete junto a su marido, José Sánchez Mora, a dar una vuelta. Su hija Marisol Sánchez les acompañaba. Trece meses después, ayer pudo sentir de nuevo el aire en su cara, acompañada por su familia. Mientras Poblete siga en nivel II podrá repetir este paseo todos los días, con el cambio en la norma.
En este primer paseo, el marido de Purificación ya no está, falleció por COVID en marzo del año pasado, aunque nunca hubo una PCR positiva. Marisol también tuvo el virus y lo superó a costa de que su deterioro mental fuera a más. Mientras, hay un miembro más en el paseo, su biznieta Carlota, nacida hace semanas y a la que ayer pudo conocer y buscarle parecidos.
Con un «qué guapa», recibió Marisol a su madre. Purificación tiene un grado de demencia en el que reconoce a su hija como si fuera su hermana. Contándose anécdotas y hablando a sus nietos, María y Julián, aunque a veces no les conozca, fue caminando en este reencuentro. La familia no pudo estar junta siquiera en el funeral, en los momentos más duros de la pandemia.
Un paseo hacia el final de la pandemia - Foto: Rueda VillaverdeFue un paseo de sensaciones, en que Marisol estaba «nerviosa» y Purificación hablaba de su tiempo pasado, en la vida y en la residencia. «Tenía ganas de salir y más ganas tengo de...», explicaba a su hija, mientras hacía el gesto de abrazar a alguien, algo para lo que aún hay que esperar. «Llevamos un año muy difícil y vamos viendo cómo se vuelve a la normalidad fuera, pero dentro de las residencias no se termina de conseguir», comentaba el director de la residencia de Poblete, Guillermo López. El paseo de ayer, de hecho, se entiende como terapéutico y hay normas que cumplir, como mantener la distancia, pasear a no más de un kilómetro del centro y firmar un compromiso de responsabilidad.
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Un paseo hacia el final de la pandemia - Foto: Rueda Villaverde
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«Su salud mental es fundamental», señalaba su hija, quien recuerda que se ha intentado evitar el contagio de los mayores, pero se ha olvidado el aspecto psicológico. «Han dejado salir a los niños, a nosotros y a los perros, pero no a los mayores, que han llegado a estar, en lo más duro de la pandemia, encerrados en su habitación».