«Lo peor con los incendios forestales está aún por llegar»

Manuel Espadas
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Entrevista a Juan Pedro García, director del Centro Operativo Provincial

Juan Pedro García, en el centro de control del COP de Ciudad Real. - Foto: Rueda Villaverde

Nacido en Cáceres hace 45 años, en la campaña 2005 se estrenaba en la lucha contra incendios forestales en una guardia en prácticas. Ese mismo verano las llamas sesgaban la vida de 11 personas, miembros de un retén contra incendios en el dramático siniestro sucedido en la provincia de Guadalajara. En ese momento Juan Pedro García Alonso, impactado por la catástrofe, tuvo claro que no quería ser bombero forestal. Pero la realidad fue otra muy distinta. En 2010 logró su plaza de funcionario de carrera y en 2011 elegía como destino Ciudad Real. En 2013 cubría una vacante como técnico de prevención y extinción de incendios y desde 2018 ostenta la responsabilidad de director del Centro Operativo Provincial (COP) del dispositivo Infocam de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, además de ejercer como asesor técnico en otras comunidades, e incluso en Portugal, como experto enviado por la Comisión Europea.

¿Cuál es el balance de incendios forestales en la provincia, cuando está a punto de comenzar el último mes de la campaña especial de verano?

Según los últimos datos, en Ciudad Real hemos tenido 284 avisos, aunque solo once incendios fueron declarados como de nivel 1 (potencialmente peligroso para bienes y personas). Creo que la curva de esta campaña ya la hemos atravesado y lo previsible ahora es que el riesgo de que se produzcan incendios irá a menos, aunque eso no significa que podamos bajar la guardia.

¿Cuál ha sido el incendio más importante del verano hasta la fecha?

Un día, el 25 de julio, tuvimos hasta cuatro incendios a la vez, en Fuente El Fresno, Ruidera, Malagón y Almadén. En Malagón se superaron las 2.200 hectáreas quemadas, aunque fue el de Almadén el más complicado por el tipo de superficie. Ardieron más de 1.800 hectáreas y las imágenes fueron muy impactantes. Iba como un meteorito, en el peor lugar, con viento, con un potencial enorme, muy rápido, como los que se han vivido en Castilla y León, aunque como era una zona muy forestal, la paradoja es que no fue declarado de nivel 1. Se logró controlar por los trabajos de prevención que se habían hecho, con actuaciones de corte, desbroce y quemas preventivas.

Además, en Montiel se declaró un incendio que oficialmente quemó 970 hectáreas, aunque realmente procedía de Andalucía, llegando a arder un total de 1.500 hectáreas. Se declaró un mando único entre ambas comunidades autónomas bajo nuestra dirección.

¿Cuatro incendios en un mismo día es normal?

No es causalidad. En Ciudad Real es habitual que cada día recibamos cuatro o más avisos de igniciones, que siempre están presentes, pero el peligro es cuando se dan las condiciones para la propagación, como sucedía aquel día.

¿Cuáles son las zonas de la provincia con más riesgo de padecer un incendio forestal de grandes proporciones?

Por el tipo de masa forestal, el mapa de zonas más críticas dibuja una especie de 'L', desde Montes Norte, bajando por las proximidades a Extremadura y hasta el sur, en el Valle de Alcudia y Sierra Madrona. Otro punto crítico son las Lagunas de Ruidera, por la cercanía de las personas.

Afortunadamente, va para 10 campañas que no se declara un incendio forestal de nivel 2 ni en la provincia ni en Castilla-La Mancha. ¿Es buena suerte o es por un trabajo bien hecho?

En la lucha contra incendios forestales las casualidades no existen. La suerte solo te visita para mal. Lo sucedido en Guadalajara en 2005 supuso un antes y un después. A raíz de aquello se tomaron decisiones y se sentaron las bases de un sistema profesionalizado y desde 2010 hay una estructura organizada. No somos perfectos ni infalibles, pero tenemos grandísimos profesionales en todas las escalas. Aunque pueda parecer arrogante, el Infocam es infalible al 90%.

¿Qué sucede entonces en otras comunidades autónomas, como Castilla y León, en las que se han padecido incendios de grandes proporciones?

Que tienen dispositivos muy poco actualizados, con falta de profesionalización y con mandos que no están altamente cualificados. Luchar contra un fuego es como operar a corazón abierto, porque está en juego la vida de las personas, y creo que hay médicos que no están preparados para ser cirujanos. Una orquesta, por muy buenos músicos que tenga, no va a sonar bien si no tiene un director cualificado. En Ciudad Real, por ejemplo, tenemos una red viva, con grandes profesionales que trabajan en prevención sobre 3.000 hectáreas al año, y es la provincia con más quemas preventivas al año de toda España.

¿Ha sido un año especialmente complicado, puntual, o hay que habituarse a estas catástrofes?

Antes de comenzar esta campaña yo advertí que iba a ser un año complicado, con varias muertes, y ya van tres. Lo veníamos advirtiendo desde hace años, y es realmente frustrante. Lo peor con los incendios forestales está aún por llegar y hay que estar preparados, pero hay dispositivos que están poco actualizados, por decirlo de algún modo.

Existe un cúmulo de factores que hacen que los incendios forestales sean cada vez más agresivos. La falta de prevención en los montes no lo es todo. Asumimos el cambio climático, con el monte cada vez más seco y la vegetación más estresada; la sociedad es cada vez más urbanita y menos ligada a los usos tradicionales del monte; y cada vez hay más regulación de los usos del monte, con una normativa muy restrictiva para la utilización maderera, por ejemplo. Todo esto provoca que se acumule gran cantidad de necromasa con combustible seco. Los grandes incendios han llegado para quedarse.

Su trabajo como director del COP de Ciudad Real debe acarrear bastante presión, por todo lo que hay en juego.

Es una labor complicada, con mucha responsabilidad y presión, porque tienes que tomar decisiones inmediatas. Por eso es tan importante tener un buen equipo, como el mío, con un jefe de logística, un analista, un jefe de planificación, un técnico de apoyo... Es imposible que toda esta responsabilidad recaiga sobre una sola persona. Además, esa presión tiene el añadido de que también tienes que lidiar con la presión del representante político con el que tienes que tratar las opciones cuando se declara un incendio importante. Un ejemplo muy reciente fue en el mes de junio, en el primer incendio en la Sierra de la Culebra, en Zamora, donde nuestro equipo asistió en labores de asesoramiento técnico. Había hasta cinco pirocúmulos activos en la cabeza y habían ardido más de 11.000 hectáreas, y propusimos 'sacrificar' 3.000 hectáreas más para garantizar la estabilización del incendio, pero se negaron. No sabían ni dónde estaba el incendio en ese momento, no nos hicieron caso y hasta nos miraron con caras raras. Les advertimos que si no lo hacían así, al día siguiente iban a tener el doble de superficie afectada, y así fue, con más de 23.500. Entonces ya sí aceptaron nuestros consejos y el incendio se estabilizó en 30.000 hectáreas quemadas, sobre un escenario potencial de hasta 80.000.

La mano del hombre está detrás de casi el 90 por ciento de los incendios forestales, la mayoría de las veces por negligencia. ¿Hay menos intencionalidad que antes?

Es cierto que antes de hablaba más de incendios intencionados, de 'pirómanos', pero era porque se hacía sobre una estadística viciada. Ahora hay una investigación cada vez más fina, con sentencias ejemplarizantes y mensajes más disuasorios. La intencionalidad suele ir ligada a un conflicto con la administración, y ahora se es más consciente de lo que puede acarrear un acto así, con el pago del daño natural, los costes del operativo y hasta la cárcel.

Muchos de estos incendios los provocan el uso de maquinarias agrícolas, ¿no?

La administración no tiene competencias para prohibir el uso de la maquinaria en terreno agrícola. Este verano se aconsejó no utilizarla en las horas más críticas del día, y creo que fue positivo porque fue un modo de concienciar y de disuadir ciertos comportamientos en el campo. Creo que es totalmente compatible, y de hecho cada vez son más las empresas agrícolas que nos preguntan por el IPP (Índice de Propagación de Incendios), para saber cuándo es menos peligroso realizar sus labores.