"El chabolismo –según el informe de la Fundación del Secretariado Gitano– es un fenómeno que afecta de manera desproporcionada a la población gitana, aunque también a personas migrantes y temporeros. Se trata de un problema estructural, persistente, complejo, pero, sobre todo, de una vulneración en cascada de derechos fundamentales que nos hace peores como sociedad".
Eso publicaba el pasado 20 de octubre, Sara Giménez de la Fundación del Secretariado Gitano (FSG) y diputada en Cortes por Ciudadanos, un trabajo-informe sobre el problema del chabolismo en España, en el digital ElDiario.es. Trabajo que marcaba las singularidades de ese colectivo étnico y de su habitación marginal, por más que existan otros ciudadanos afectados por el problema de la infravivienda como inmigrantes, desplazados, desahuciados, temporeros y sin papeles. Población –creo que, referida sólo al colectivo de población gitana, según se desprende de los datos utilizados, procedentes del Estudio Mapa sobre Población Gitana de 2015– que el citado trabajo-informe hace ascender hasta los 270 asentamientos y 11.000 los afectados, que equivaldrían al menos, a 2.000 familias.
Trabajo el de la FSG que sería recogido simultáneamente por el diario La Razón y por este mismo diario al día siguiente. La publicación de La Tribuna del 21 de octubre daba cuenta de las características locales del chabolismo en Ciudad Real con referencias concretas a los barrios de La Esperanza-El Pilar y San Martín de Porres-El Cerrillo, cuantificando el censo final en 68 chabolas y 335 habitantes. Datos extraídos del referido informe y no de fuentes locales, desde el Ayuntamiento –Urbanismo, Bienestar Social o Participación ciudadana– a Cáritas Diocesana, incluso a la propia Consejería de Urbanismo y Vivienda. Y señalando, consecuentemente, la existencia de un problema no sólo social y habitacional indudable, sino también de un significativo problema urbanístico enquistado desde su orígenes. Como ya comentara en estas páginas Escolástico González el pasado año, al hablar de la rara proximidad que representaba la contigüidad del asentamiento de San Martín de Porres con el renacido y ampliado pabellón ferial.
El problema del chabolismo en España no es nuevo, sino que ya tiene sobre sus espaldas un largo pasado. Baste releer, como ejemplo, las páginas del trabajo de 1976 Extrema España de Carlos Alfonso, para comprobarlo. Fijaba Alfonso que en ese año en España existían 100.000 chabolas para una población de 39 millones de habitantes. Los datos actuales, más allá de los disponibles en el informe de la FSG están opacados por la intensidad del problema de la vivienda. Problema no resuelto, que arroja a muchos ciudadanos a la precariedad en sus condiciones de vida.