Los presidentes de Madrid y Andalucía están empeñados en demostrar que bajar impuestos es la mejor receta para crecer, crear empleo y atraer inversión. Díaz Ayuso y antes Esperanza Aguirre ya lo demostraron y lo siguen haciendo. Juanma Moreno, ahora desde Andalucía, ha decidido seguir ese camino con la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio y deflactando la tarifa del IRPF para aliviar a los andaluces de la carga de la inflación y por justicia.
Por supuesto, no han faltado las críticas. Los malos gestores que gastan sin piedad y recaudan miles de millones extraordinarios, aunque sea a costa del dolor de los españoles, no pueden reconocérselo. La izquierda sólo piensa en mantener su aparato, ingresar para seguir alimentando el aparato y ni oír hablar de reducir el gasto ineficiente y superfluo que ya alcanza muchos miles de millones de euros.
A pesar de que todo el mundo sabe que el Impuesto sobre el Patrimonio es injusto y era extraordinario para un momento muy concreto de la historia de España, las comunidades gobernadas por la izquierda ni se lo plantean. De hecho, en los territorios gobernados por el PP ya se han rebajado otros impuestos, como los que recaen sobre las herencias y que había convertido a Andalucía y Asturias en los lugares de España donde más ciudadanos renunciaban a ellas por los costes que lleva consigo.
Y, no sólo eso. El ministro de Seguridad Social, que cualquiera diría que se ha hecho de Podemos, ha lanzado la idea de que los impuestos deberían centralizarse y quitar estas armas a las comunidades para "rascar" en las gobernadas por el PP. Se diría que han pensado que como no ganan elecciones, a ver si subiendo los impuestos y reduciendo la potestad que sobre ellos tienen las Comunidades Autónomas, tienen algo que hacer. Parece que les asesora el enemigo, pero no seré yo la que les dé el finiquito a tales asesores.
El dinero, siempre se ha dicho porque es verdad, donde mejor está es en el bolsillo de las personas y de las empresas. Claro que hay que contribuir al estado del bienestar y ayudar a las personas que no tienen recursos, pero eso no debe confundirse con expoliar a todo el mundo todo el rato para mantener a pésimos gestores y estructuras mastodónticas e ineficientes. Madrid, Andalucía y otros territorios gobernados por el PP vienen demostrando lo contrario. Las cifras no engañan y ahí está Madrid que hace ya años con esa política de impuestos bajos ha logrado sobrepasar a Cataluña en inversión, crecimiento y creación de empleo. Y no vale apelar a la capitalidad cuando conviene.