Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Antes de que se deteriore más

11/03/2022

«Por desgracia, también el tiempo, en forma de manchas calizas provocadas por la humedad, han hecho mella física en el mural de Gregorio Toledo que hoy mira al espacio, ya transformado en salón de actos. Una obligada restauración ayudaría a mantener la obra de un artista cuya primera actuación en la catedral de Toledo también ha quedado sumida en el olvido público». Con estas palabras terminaba Rafael del Cerro Malagón un artículo, publicado en ABC, en el año 2017. Estamos en el año 2022 y el deterioro ha continuado imparable en un mural que pudo ser realizado hacia 1958 por el pintor canario Gregorio Toledo. No es un mural de Goya ni tampoco de Bayeu, pero habría que intervenir para detener las humedades de efectos destructivos  irreversibles. Se trata de la bóveda del edificio anejo al Castillo de San Servando, que se levantó como estructura auxiliar para disponer de  capilla,  gimnasio y otras dependencias.
El mural, en el estilo historicista  del siglo XIX,  que se mantuvo en los primeros años de la posguerra, cuenta un episodio sacado de la 'Crónica General de España', de Alfonso X.  Se describe la última comunión de  Fernando III, prescindiendo de todos su ornatos reales, con una saya blanca y una soga al cuello. Siguiendo el modelo que estableciera el Greco, el mural se organiza en dos partes, una en la tierra y otra en el cielo. Por el cielo flotan personajes de caras ambiguas y alegres, mientras  abajo se reflejan rostros,  probablemente,  de personas reales.
El autor, Gregorio Toledo, llegó a la ciudad con el encargo de reconstruir las vidrieras de la catedral,  reventadas con las explosiones del Alcázar. Era de los pocos que conocían las técnicas para poder acometer una obra tan importante. Se desplazó a Toledo con su esposa  y entre los dos  pusieron en marcha  el antiguo horno del que habían salidos los originales. Era muy lento, se quejaba la mujer, y no recibían ni los materiales suficientes ni las pagas que se le debían. Un calvario. Tal vez  para compensar se le adjudicó el mural del castillo de San Servando. Como, otros artistas, se marcharía de Toledo, probablemente, con la sensación amarga de un proyecto fallido. Lo que no resta valor al mural, que habría que recuperar antes  que se deteriore más.